Con sistemas cada vez más complejos, contar con un área dedicada sólo a la calidad se ha vuelto altamente relevante y los beneficios son varios: mejoras en el cumplimiento de plazos y gestión de los proyectos, así como productos de mejor calidad, representando incluso un diferencial a la hora de elegir un proveedor.
La calidad en la industria del software es un concepto vivo, parte de la visión de una empresa; no sólo un certificado pegado en la pared. Por eso, todas las compañías que fabrican software debieran tener un área de calidad independiente, que certifique que lo que se está construyendo efectivamente cumple con los requerimientos del cliente. No puede ser que el área de desarrollo sea juez y parte a la hora de velar por la calidad.
Los sistemas son cada vez más complejos, tienen interfaces más sofisticadas y existen más capas de comunicación; sin mencionar que el tamaño del producto ha crecido enormemente. Esto ha hecho que los puntos de validación y verificación sean -en algunos casos- miles en un sistema. De ahí la importancia de crear un área dedicada sólo a la calidad, como parte de una política corporativa.
El principal beneficio que se puede obtener de ello es el cambio cultural que se provoca en la organización, el cual implica un ordenamiento generalizado de cómo se establece el trabajo, cómo debe ser implementado y cuáles deben ser las entradas y salidas de información en cada parte del proceso. Obviamente, esto se traduce en una mejora de cumplimiento de plazos, así como en la gestión de los proyectos y productos de mejor calidad que cumplen las expectativas de los clientes. Estos, a su vez, de a poco comprenden que este tipo de práctica entrega resultados concretos, marcando una diferencia importante a la hora de contratar una empresa que las tiene v/s otra que no.
Una carta de presentación
Cuando se quiere comercializar fuera de Chile es fundamental tener acreditaciones internacionales de calidad reconocidas a nivel mundial. Estos elementos son la carta de presentación en un país en el que no se tiene historia ni referencias locales de la calidad del trabajo que se realiza. Por lo tanto, actuar bajo un marco de prácticas internacionales, es un tremendo beneficio que incluso puede posicionar a la compañía de mejor forma que otras empresas locales.
Si consideramos, de acuerdo a datos del CMMI Institute, que las evaluaciones CMMI en Latinoamérica son menos de la mitad que en Europa (344 y 726, respectivamente) y que dentro de la Región, Chile está detrás de Brasil, México, Argentina y Colombia, está claro que debemos preocuparnos más de la calidad, como industria y como país.
Así, se torna indispensable concientizar acerca de la calidad en el desarrollo de software, pues aún existen quienes desconocen sus alcances e implicancias; muchos, incluso, piden retirar actividades de calidad en la planificación de proyectos para abaratar costos. Como resultado, surgen sistemas con fallas y que no cumplen las expectativas del usuario final. Esto, sin mencionar los costos de reparación que conllevan. Hacer un quiebre respecto del escepticismo que existe en torno a los beneficios que aportan los políticas de calidad en la construcción de software, es una necesidad urgente.