América XXI Software Factory

Tras comercializar Kanav, una plataforma integrada para la gestión de proyectos de software desarrollada por la empresa argentina Vates, América XXI decidió estrechar su relación como socia de esta compañía, ahora con la creación de una Software Factory en Noviembre del año pasado. Sobre cómo operará este nuevo modelo de negocios y las ventajas que reportará para el mercado nacional y latinoamericano, conversamos con Carlos González, Gerente Comercial; y Jean Paul Fouère, quien fue nombrado como Product Manager para impulsar esta área.

Publicado el 30 Abr 2005

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Tras comercializar Kanav, una plataforma integrada para la gestión de proyectos de software desarrollada por la empresa argentina Vates, América XXI decidió estrechar su relación como socia de esta compañía, ahora con la creación de una Software Factory en Noviembre del año pasado. Sobre cómo operará este nuevo modelo de negocios y las ventajas que reportará para el mercado nacional y latinoamericano, conversamos con Carlos González, Gerente Comercial; y Jean Paul Fouère, quien fue nombrado como Product Manager para impulsar esta área.

¿Qué razones los motivaron a crear esta Software Factory?
C. González: Como distribuidores de la plataforma Kanav nos parece una herramienta muy eficaz, principalmente por su capacidad de carga de distintos procesos o ciclos de vida de software, entre éstos aquellos basados en los modelos CMM o CMMI, que orientan nuestro trabajo. Además, considerando que el costo actual de los recursos humanos en Argentina, de gran capacidad técnica, es menor al del mercado chileno, visualizamos una buena oportunidad en aplicar un modelo diferente de negocios en el país, basado en un concepto de Software Factory, muy usado en India y los países desarrollados.

¿Cómo opera este esquema?
C. González: La principal característica de este modelo es que su oferta no radica solamente en las tradicionales soluciones llave en mano, en las cuales el proveedor debe iniciar el proyecto desde el análisis del negocio y el levantamiento de los requerimientos. La idea de esta Software Factory es trabajar sobre especificaciones y diseños ya definidos por el mismo usuario, quien conoce mejor que nadie su negocio, o por terceros contratados para tal efecto, a partir de lo cual, aprovechando nuestras capacidades tecnológicas, realizamos sólo las etapas de construcción y pruebas. Esto permite una mayor rapidez del proyecto, reutilizando al máximo los componentes y tecnologías existentes. No obstante, dada la realidad del mercado, también existe flexibilidad en el esquema de trabajo para clientes que requieran soluciones llave en mano.

Resumiendo, diría que lo que más destaca de este esquema es su alta competitividad en relación a costos versus calidad y tiempo, ecuación que ya quedó demostrada en el primer proyecto que nos adjudicamos con un importante organismo público.

¿En qué bases descansa esta alianza?
J. P. Fouère: Este modelo se sustenta en cincos pilares. Estos son unión de las fortalezas de dos empresas con un amplio dominio en gestión de proyectos de desarrollo, en el caso de América XXI, e ingeniería de software, en el de Vates; construcción de soluciones bajo estándares tendientes a mejores resultados en costo y calidad; disponibilidad inmediata de recursos altamente capacitados para adaptarse al volumen de requerimientos; sinergia en la integración de las mejores prácticas y conocimientos; y calidad de desarrollo, dado que ambas empresas, por separado, tienen certificación CMM Nivel 3.

¿Qué niveles de tecnología y servicios pueden garantizar a los clientes?
J. P. Fouère: Disponemos de las más avanzadas tecnologías, incluyendo diversidad de bases de datos, SO, lenguajes de programación, server applications y gestión avanzada de datos como data mining y data ware-house. Además, el hecho de contar con la herramienta Kanav otorga un mayor nivel de control, medición y visibilidad a nuestros proyectos. Con este modelo de negocios, tenemos la capacidad de ofrecer a los clientes un compromiso de calidad sustentable, con variaciones de plazos no superiores al 15%, un promedio máximo de entre dos y seis errores en la etapa de aceptación y cuatro fallas leves en las primeras 300 horas de producción por cada 50 casos de uso. Todo esto sin mencionar el cumplimiento del 100% de los requerimientos acordados.

Mayo de 2005

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Redacción

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