Fallas de energía: El enemigo silencioso de los centros de datos

Una importante cantidad de recursos en una empresa se destina a la protección de un data center de amenazas tales como virus, errores humanos, accesos no autorizados, desastres naturales u otros. Sin embargo, es muy común pasar por alto la protección contra las fallas eléctricas, un enemigo silencioso que podría causar severos daños a la infraestructura tecnológica de una compañía y pérdida de datos.

Publicado el 28 Feb 2009

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Una importante cantidad de recursos en una empresa se destina a la protección de un data center de amenazas tales como virus, errores humanos, accesos no autorizados, desastres naturales u otros. Sin embargo, es muy común pasar por alto la protección contra las fallas eléctricas, un enemigo silencioso que podría causar severos daños a la infraestructura tecnológica de una compañía y pérdida de datos.

“Las fallas de energía son más frecuentes de lo que las empresas se imaginan. Representan el 45,3% de la pérdida de datos de éstas. Es decir, cinco veces más frecuentes que los virus”, explica Diego Astrada, Gerente de Marketing para el Cono Sur de APC. La marca señala que se han realizado diversos estudios que demostraron que un computador típico está sujeto a más de 120 problemas de energía por mes, que van desde los imperceptibles bloqueos de teclados, las degradaciones de hardware, hasta la pérdida total de datos o, lo que es peor: la destrucción de las placas principales.

“La mayoría de los problemas eléctricos que causan pérdidas millonarias en los sistemas informáticos permanecen invisibles, sin embargo, pueden significar más de US$1.000 por hora en gastos extras para la compañía”, explica el ejecutivo.

Para evitar los riesgos de perder la información de los equipos o el mismo equipamiento, se necesita adquirir un sistema de protección de energía eléctrica, como las UPS adecuadas para las necesidades de cada empresa. “Sin embargo, contar con una instalación eléctrica óptima es tan importante y fundamental como los equipos de protección”, agrega.

Los problemas más comunes

Aunque suene ajeno hablar de fallas energéticas, los problemas son más comunes de lo que pensamos. Por ejemplo: apagones causados por diversos eventos naturales, caídas de líneas energéticas o sobredemanda.

Los problemas más típicos son la pérdida de datos; bajo voltaje momentáneo, generado por el arranque de grandes cargas, encendido de maquinarias pesadas o fallas de equipo, que pueden provocar daños en el hardware; alto voltaje momentáneo o ‘picos’, que pueden ser reproducidos por una rápida reducción de las cargas; bajo voltaje sostenido, que se extiende de minutos a días y puede ser causado de manera intencional para la reserva de energía; sobrevoltaje, que por períodos largos puede incrementar el voltaje de la línea hasta 6.000 V en exceso; ruido eléctrico o ‘line noise’, que son las interferencias producidas por transmisores e impresoras, entre otros efectos.

El principal problema que generan las fallas de energía se relaciona con los errores en los programas; variación de frecuencia, que se refiere a un cambio en la estabilidad de ésta, y que principalmente provoca un funcionamiento errático de los equipos; pérdida de información, caídas del sistema y equipos dañados; y transiente, que es la caída instantánea del voltaje en el rango de los nanosegundos. La duración normal, más corta que un pico, puede generar comportamientos extraños en los equipos y aplica estrés en los componentes electrónicos, quedando propensos a las fallas prematuras. Finalmente, puede haber distorsión armónica, que es la distorsión de la forma de onda normal causada por cargas no lineales conectadas a la misma red que los equipos de cómputo y/o aplicaciones críticas. Los principales problemas derivados son: sobrecalentamiento en los equipos, errores de comunicación y daño de hardware.

“Sin embargo, el daño más profundo es el que se genera en la imagen de una empresa. La pérdida de información y de equipos acarrea como consecuencia directa una imagen deteriorada, una baja en la productividad y repercusiones en la organización interna. Esto impacta en los clientes de cada firma, con ansiedad, enfado, ventas retrasadas o perdidas, además de la búsqueda de nuevos proveedores”, concluye Astrada.

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Redacción

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