Ciertamente, la noticia de que Google construirá su noveno data center en Chile, ha impactado positivamente a todos, tanto a quienes son parte del mundo TIC, como a aquellos que se sienten lejanos, pero que desde el momento en el que usan un celular o se conectan a Internet, son un miembro más, y tal vez el más relevante, de este universo tecnológico.
El que una empresa de prestigio mundial como Google decida hacer una operación de esta envergadura en nuestro país -la primera en el continente americano-, implica, por un lado, un acto de confianza superlativo, pues los data centers resguardan información esencial para el flujo de la economía -y de la vida- en esta era hiperconectada, por lo que deben encontrarse en entornos que entreguen estabilidad, y en eso nuestro país demostró estar a tono. Y, por otro lado, este hecho viene a confirmar el que en Chile existe un capital humano de primera línea, capaz de afrontar estos desafíos. Sin embargo, es importante que no nos dejemos enceguecer por el éxito en estos aspectos.
Derribando muros
Si bien Chile entrega a la inversión extranjera un entorno de estabilidad, y una potencial satisfacción a las demandas de personal calificado a una empresa de alto nivel internacional, el panorama general es distinto. En el sector TIC existe un desempleo de 0%, que por bueno que eso pueda sonar en una primera instancia, es muy grave si lo proyectamos al crecimiento que está teniendo el sector.
Definitivamente la escasez de capital humano avanzado es uno de los grandes peligros que enfrenta el país, si es que quiere alcanzar el desarrollo, y dejar de ser un simple exportador de materias primas para empezar a entregar productos con mayor valor agregado.
Ahora, para lograr esto, es fundamental que este hecho no sea aislado, y que la aventura de Google en nuestro país no sea un debut y despedida, lo que nos haría recordar la frustrada llegada de Intel a Chile, empresa que terminó por desembarcar en Costa Rica ante la falta de estímulos suficientes en nuestro país, algo de lo que aún nos arrepentimos.
Para que Intel sea sólo una anécdota, debemos ser más exigentes, mirarnos de forma aguda, con una perspectiva de eficiencia y no de forma autocomplaciente, asumiendo profundamente -y con toda la seriedad posible-, los problemas que tenemos como sociedad, los muros que nos impiden aún, el llegar a ser un polo tecnológico.
Algunos de estos muros que tenemos que enfrentar son, primero, la necesidad de entregar acceso a Internet a todos en Chile; entender que hoy el acceso a la banda ancha es tan necesario como el agua para un negocio; integrar la tecnología desde las edades más tempranas; conectar la educación con el mundo; fomentar el ingreso de jóvenes al mundo TIC; apoyar a quienes deciden emprender e innovar, y crecer con ideas, no tan sólo con fuerza bruta.
Google creyó en Chile para su gran proyecto. ¿Cuándo comenzaremos a creer nosotros en nuestro propio país, y en su verdadero potencial?