En los últimos años, los modelos de data center híbrido, combinando nubes privadas y públicas, surgen como clave para el futuro digital del país, y abordan los desafíos de gestionar eficientemente estos recursos en un contexto de rápida innovación tecnológica.
A fines de los ’90, las especulaciones sobre el impacto del cambio de milenio en los sistemas informáticos eran catastróficas -finalmente nada grave sucedió-. En ese entonces, comenzaba en Chile otro fenómeno tecnológico también de gran atención: el aumento significativo de los Data Centers para servicios TI y Outsourcing. De esta forma, fueron apareciendo diversas compañías, desde Telcos a Consultoras y Service Providers, realizando importantes inversiones en metros cuadrados con una oferta que aceleraba la transformación hacia los sistemas Hosting y Housing.
El data center híbrido
De este modo, el inicio de siglo estuvo marcado por empresas que buscaban consolidar los datos y aplicaciones críticas con servicios de soporte 24/7, lo que se transformó en la mejor alternativa para lograr la continuidad operativa de los sistemas de miles de compañías, sin importar el tipo de industria. Si a esto sumamos los avances en hardware y software, la década del 2000 fue, sin duda, apasionante para quienes vivimos en el mundo de las TI.
En 2010, si bien los Data Centers ya entregaban un modelo “As a Service” (como un servicio), se empezó a visualizar lo que hoy conocemos como la nube o Cloud, que no es más que muchos data centers conectados entregando servicios autogestionados o de autoservicio. Los principales Hyperscalers (AWS, Microsoft, Google) empezaron a dominar este modelo a nivel global y Chile no fue la excepción. El Cloud Computing es una alternativa y una tendencia, así como también es la base fundamental en la transformación digital que se aceleró con eventos como la pandemia, consolidando estos servicios y su uso en el día a día.
Nubes privadas y públicas
Sin embargo, los data centers tradicionales se niegan a desaparecer y, con la disrupción de nuevas tecnologías, como la Inteligencia Artificial (IA), todo indica que se van a requerir más metros cuadrados de centros de datos con capacidades de cómputo y almacenamiento para procesar millones y millones de datos en tiempo real. De esta forma, y así va quedando demostrado con los pasos de los años postpandemia, el equilibrio digital se logra con los modelos híbridos, es decir, data centers privados (nube privada) interconectados con los data centers públicos (nubes públicas) con recursos ilimitados de procesamiento y almacenamiento de datos y conectividad, según lo requiera la aplicación de negocio y el modelo que lo sustente.
Mirando a Chile, podemos decir que somos privilegiados, con una conectividad global que nos posiciona como un hub tecnológico y líder en Latinoamérica, con proyectos de data centers locales, privados y de nubes públicas que han aterrizado en nuestro territorio. Sin duda, son ventajas competitivas inmejorables para la transformación digital, pero atención, los nuevos desafíos ahora son cómo gestionamos todos estos recursos con eficiencia, seguridad y cómo en nuestras organizaciones creamos nuevas capacidades, metodologías y equipos de trabajos que optimicen estos recursos.
Diseñar la estrategia Cloud, pública o privada, es fundamental para lograr el equilibrio digital, así como escoger a los partners adecuados que acompañen en este viaje, que sabemos ya hace años comenzó, y lo más fascinante es que no sabemos dónde terminará.