Un nuevo mantra ronda por las compañías TI, emerge el Software como un Servicio con su sigla en ingles “SaaS” (Software as a Service). Esta ola de cambio no tiene la fuerza de un tsunami, por cierto, pero agitará el tradicional modelo de negocio de venta de software basado en la comercialización de licencias y contratos de soporte.
La participación del modelo de negocio SaaS en el mercado de aplicaciones es casi imperceptible aún y muchas empresas se muestran reticentes a abrazarlo, entre otros motivos, por su preocupación sobre la seguridad y disponibilidad.
La entrada de las grandes compañías de software, la emergencia de comunidades de negocio integradas en redes de trazado transparente a menudo para el usuario y siempre en desarrollo, y el creciente anhelo de los responsables de TI por minimizar los costos asociados al despliegue y mantenimiento de aplicaciones, sugieren que SaaS se encuentra al borde de una corriente de crecimiento rápido.
Muchos ejecutivos TI ven SaaS como una promesa divina, con ‘deployments’ rápidos y bajos costos de mantenimiento como principales atractivos. Este modelo de despliegue no complicará la vida al CIO, quien no tendrá que lidiar con complejas fases, tratar con servidores, ocuparse del control y mantenimiento de versiones, y de la seguridad y rendimiento de la nueva plataforma, entre otras cosas.
Otro de sus principales beneficios se encuentra en el ciclo de actualización de aplicaciones, que en el enfoque tradicional suele obligar a los clientes a esperar años para disponer de revisiones, y entonces interrumpir sus servicios durante el proceso de despliegue. El precio a pagar no sólo incluye el costo propio de la migración, sino también la detención temporal del negocio.
Por el contrario, los proveedores SaaS van incrementando la nueva funcionalidad sobre el software que, una vez revisado, se hará disponible para todos ellos a la vez -en un ambiente SaaS auténtico se tratará, de hecho, de una única instancia de software para la totalidad de usuarios- y de una manera prácticamente transparente, manteniendo el servicio lo más consistente posible durante el breve período de actualización.
Mito urbano
Un mito urbano relata acerca de un memo en 1995, en el que Bill Gates hizo sonar la alarma diciendo que la empresa no estaba preparada para lo que sería la próxima ola en el tsunami de Internet. Recientemente, envió un nuevo mensaje de alta prioridad, advirtiendo que se aproximaba la ‘ola de servicios’, de aplicaciones disponibles instantáneamente sobre Internet. “El próximo cambio está sobre nosotros”, sostiene Bill Gates; Google y Web 2.0, cuyas redes de sitios basados en XML, caracterizadas por su continuo crecimiento, están transformando la experiencia de los usuarios. Gates en el mismo mensaje advierte que SaaS no es nada nuevo… como tampoco algo restringido a los usuarios, desarrolladores y pequeñas empresas.
Corporaciones y Pymes
No obstante, lo que en el caso de muchas Pymes representa un enorme atractivo -dejar que las espaldas del proveedor de servicio soporten la carga del desarrollo, mantenimiento y disponibilidad del software- puede llegar a convertirse en un freno para las grandes empresas, acostumbradas a mantener el control absoluto de sus aplicaciones. Sin mencionar que el enorme presupuesto invertido por éstas en las licencias de aplicativos ERP, CRM y legacy existentes se hará difícil de justificar.
Arquitecturas e historia
El auténtico SaaS debe adherirse de manera ineludible a un principio arquitectónico conocido como ‘multitenancy’ (multi-arrendatario), donde una única instancia de software corre sobre los servidores del proveedor. Todos los usuarios entran en esa misma instancia. Creo que el futuro será ‘multitenancy’.
SOA como tecnología es clave para el desarrollo de SaaS, porque esta arquitectura modularizada permite a los proveedores de Software como un Servicio ofrecer a sus clientes la posibilidad de adaptar y personalizar su experiencia de manera segura, evitando que esa actualización interfiera sobre la ‘instancia única’ a la que todos acceden. Sin compromiso con SOA y las arquitecturas multitenancy, el proveedor tendrá que alojar un número infinito de aplicaciones y procesos inflexibles, altamente customizados, y sus respectivas versiones sobre ambientes heterogéneos.
Aplicaciones empresariales
Sean cuales sean los méritos de cada una de estas arquitecturas, una cosa es clara: sin un enfoque multitenancy, una oferta SaaS no puede desarrollar una masa crítica, una comunidad tipo Web 2.0 de desarrolladores, basada en la colaboración, agregando funcionalidades que todos pueden compartir. Por el contrario, el cliente estaría resignado con un mercado de ‘add-ons’ de estilo tradicional, renunciando al atractivo de una distribución dinámica e instantánea, quizá lo más irresistible de este tipo de propuestas.