Las capacidades tecnológicas de hoy se han vuelto una herramienta fundamental que llegó hace años, no solo para quedarse, sino que también para rentabilizar las inversiones, optimizar los procesos, ampliar las redes, generar nuevos procedimientos y expandir las posibilidades sin límites.
A este nuevo escenario se le ha denominado “Tercera Plataforma” y se refiere a un conjunto de tecnologías y servicios relacionados con las cuatro claves que orientan la inversión de las empresas: Cloud Computing, Big Data, Social Business y Mobility, sistemas que ponen a disposición inmediata la información organizacional, utilizando cualquier dispositivo, en todo momento y lugar.
Esta era tecnológica actual representa un profundo cambio de paradigma a partir de las nuevas estructuras de información, las cuales se caracterizan por tener increíbles capacidades de almacenamiento virtual. Sin embargo, las amenazas a la seguridad de la información también se benefician de este desarrollo y las organizaciones cibercriminales apuntan directo, con un alto nivel de estrategia, efectividad y cautela, hacia las plataformas móviles y PCs, mediante el uso y proliferación de malware, principalmente.
Por este motivo, las empresas tienen que responder ante el imperativo de generar estrategias de ciberseguridad que sean acordes a los nuevos tiempos y al dinamismo permanente de la innovación ciberdelictiva, ya que esta incluye el potenciamiento de los delitos conocidos entre bandas cibercriminales, así como el uso de la Inteligencia Artificial.
Rediseñar estrategias
Según un estudio realizado por International Data Corporation (IDC), el avance de las organizaciones en materia de seguridad digital, así como también de las brechas, aún está seriamente al debe, considerando que en los próximos años el número de organizaciones “determinadas digitalmente”, es decir, que cuentan con una arquitectura tecnológica totalmente integrada en la empresa, aumentará del 33% a casi el 90% a nivel mundial.
Lo anterior ha generado un incipiente proceso de transformación al interior de las organizaciones en Chile, no obstante, es crucial que estas implementen un presupuesto específico que considere como elementos centrales a la ciberseguridad, Realidad Virtual, Internet de las Cosas, sistemas cognitivos, robótica e impresión 3D. Considerando que estamos en una era mucho más compleja, demandante y exigente en cuanto a la seguridad digital, las compañías no solo requieren realizar una reingeniería de su infraestructura, también deben rediseñar sus estrategias, ya que la ciberseguridad no se basa en construir un sistema de resguardo para cada organización independiente, la única forma de prevenir y combatir es mediante la apertura y la cooperación entre el sector privado, el Estado, la banca, el retail y el comercio en general.
En ese sentido, el informe entrega una mirada de Chile en cuanto a su pasado reciente, y sostiene que el crecimiento en la inversión en hardware (dispositivos e infraestructura empresarial), fue de US$3.995 en el año 2015 y se proyecta para el año 2022 en alrededor de US$4.000 millones, lo que implica una tasa de crecimiento anual compuesto para ese período de 0,3%. En tanto, en software, la inversión comenzó en US$899 millones y se proyecta que supere los US$1.300 millones en 2022, indicando una tasa de crecimiento de alrededor del 7% para el mismo período.
Decidor es el caso de los servicios de TI, los cuales incluyen la implantación y gestión de infraestructura de seguridad. En 2015, la inversión fue de US$1.722 millones y se proyecta una tasa de crecimiento anual compuesto de alrededor de 5% para ese período, llegando a superar los US$2.300 en el año 2022.
De eficacia reactiva a eficiencia preventiva
En este escenario, la insuficiente o inexistente planificación respecto de los riesgos cibernéticos obliga a improvisar, lo que obviamente puede tener altas consecuencias. La cultura de la “eficacia reactiva” debe dar paso rápidamente a la “eficiencia preventiva”, alineando el objetivo del negocio con la prevención de los ataques.
Cabe consignar, además, que la economía digital es la que impulsa el desarrollo de la Tercera Plataforma y, en ese sentido, el estudio proyecta que, para fines de 2020, US$3 de cada US$5 se gastarán en Tecnologías de Información basadas en Cloud, Big Data & Analítica, Social, Mobility, IoT, Inteligencia Artificial, robótica, impresión 3D, AR/VR.
En este contexto, el rápido crecimiento y desarrollo que están teniendo estas tecnologías se explica principalmente por las prioridades del negocio, entre las que están aumentar la productividad, reducir costos y mejorar el “time-to-market”.
En definitiva, el inminente cambio generacional en la fuerza laboral y la seguridad digital son los principales desafíos para los directores de tecnología (CIOs), a quienes se les considera responsables de la ventaja competitiva de la empresa y, debido a que los hackers diseñan ataques cibernéticos destinados exclusivamente a robar datos confidenciales, es que la evaluación y gestión de riesgos que ellos realizan son los pilares de la salud del negocio.
Esta columna es gentileza de la Alianza Chilena de Ciberseguridad (https://alianzaciberseguridad.cl/)