La nube llegó para quedarse: Tres conceptos básicos para entenderla

El año pasado, tuve el privilegio de anunciar que Google Cloud seguirá apostando por Chile con la apertura de una Región Cloud. Aunque nuestra infraestructura global permite que empresas, grandes y pequeñas, usen la nube en muchas ubicaciones geográficas, espero que la Región Cloud de Santiago sea un propulsor más de la transformación digital en Chile a través de la adopción de esta tecnología.

Publicado el 31 Ago 2021

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Hoy, la nube ya es una de las herramientas clave que las organizaciones tienen a su disposición para beneficiarse de desarrollos de punta, como es el procesamiento de grandes volúmenes de datos, el uso de Inteligencia Artificial (IA) para innovación y la modernización de aplicaciones críticas para el negocio orientadas a ganar agilidad. Mientras nos preparamos para inaugurar nuestra Región Cloud en los próximos meses, considero que es fundamental que tomadores de decisión de todas las áreas de negocio, además de los equipos de TI, entiendan los conceptos básicos de la nube, porque este aliado llegó para quedarse.

¿Qué es y cuáles son sus beneficios clave?

Podemos empezar por lo básico, ¿De qué hablamos cuando hablamos de cloud? Cuando decimos nube, cloud o tecnologías de nube nos referimos a la posibilidad de acceder a poder computacional de forma remota como un servicio, en vez de adquirir productos, a través de Internet. En la computación en la nube, la inversión de capital necesaria para construir y mantener los centros de datos se reemplaza por el consumo de recursos de TI suministrados por un “proveedor” con un modelo elástico, flexible y de bajo costo. El proveedor ofrece almacenamiento, procesamiento, herramientas de redes, análisis de datos, desarrollo de aplicaciones web y móviles, soluciones de IA y hasta servicios completamente administrados. Cloud remueve la necesidad de gastar tiempo y recursos gestionando centros de datos para enfocarlos en resolver problemas de negocios a través de la tecnología.

Una vez que entendemos lo que es la nube, es importante comprender dos de sus principales beneficios. Primero, cloud al funcionar como un servicio, habilita el pago por uso, diferente de otras alternativas que requieren grandes inversiones de capital desde el inicio. Es en esta modalidad de consumo en la que el usuario paga los servicios específicos que necesite de cloud, sea software o infraestructura, y no adquiere lo que “podría necesitar”.

Este modelo se adapta al tamaño de la organización, ya sea una Pyme o una gran empresa, y otorga flexibilidad para manejar sus costos en función del momento del negocio. También es un gran catalizador de la innovación, ya que permite lanzar proyectos piloto o probar caminos nuevos con menor riesgo. Esta ha sido de particular relevancia en un contexto donde, de acuerdo con datos de IDC, 59% de las empresas en América Latina está enfocando sus proyectos de TI en optimización y reducción de costos, pero a su vez también existe una necesidad de desarrollar productos y servicios nuevos.

En segundo lugar, es importante entender que la nube es inherentemente elástica; tiene capacidad de crecer en infraestructura y recursos de los que se dispone según las necesidades de la empresa y así también reducirlos cuando ya no se requieran. Para cualquier tomador de decisiones o líder en una organización, esto es una buena noticia. Significa que no deberán preocuparse porque la infraestructura tecnológica no dé cuenta de momentos de alta demanda y tampoco por costos hundidos en valles de poca actividad. Al entender la elasticidad, diferentes equipos dentro de una organización pueden pensar e innovar de manera más libre, sabiendo que su proveedor cloud podrá dar cuenta de sus proyectos.

Hablamos aquí del modelo de pago por uso y de la elasticidad de la nube. Me atrevo a decir que estas dos características hicieron de cloud el gran aliado de las organizaciones durante los tiempos inciertos que vivimos desde el año pasado cuando comenzó la pandemia del Covid-19. En todos los sectores, desde el comercio minorista, pasando por la banca y la salud, tuvieron que adaptarse a una situación sin precedentes y la capacidad de innovación que otorgó la nube a las organizaciones fue un factor clave para adaptarse a este contexto tan inesperado y para el cual nadie estaba preparado. Si bien estamos en un momento más optimista, creo fuertemente que cloud no fue un ayudante transitorio, sino un aliado a largo plazo. Con su fl exibilidad y enorme capacidad para generar valor en diferentes áreas del negocio, la nube llegó para quedarse y no podríamos estar más entusiasmados en ser parte de este proceso, trabajando mano a mano con las empresas chilenas que en solo unos meses podrán bene- ficiarse de tener una Región operativa de Google Cloud en Chile.

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Redacción

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