Aunque la mayor parte de la industria ya tenía programas de adopción cloud en camino, la pandemia lo aceleró todo y pasó de ser un programa común y corriente a ser una tecnología cada vez más necesaria y crítica para la operación.
Una parte importante del crecimiento que tuvieron los servicios en la nube fue gracias a la acelerada adopción de esta tecnología. Sin embargo, quienes aprovechan el potencial de cloud a cabalidad son aún minoría.
Como en todo ámbito de orden, tener una visión y plan debería ser lo primero… ¿Para qué “sirve” la nube? Las posibilidades son muchas. Los principales proveedores exponen servicios que permiten la comprensión de imágenes, identificación biométrica, procesamiento de lenguaje natural, entendimiento del habla, almacenamiento prácticamente infinito a bajo precio y, todo esto, con una calidad de servicio que sería difícil de igualar a un costo razonable.
Todas estas partes y piezas están disponibles y permiten “ensamblar” rápidamente y, con equipos reducidos, soluciones que en otro momento hubiesen requerido un ejército de desarrolladores, matemáticos y estadísticos.
Esto se da porque los proveedores de cloud trabajan activamente en disponibilizar componentes listos para usar, “ocultando” la complejidad y presentando al desarrollador algo “fá- cil”, que realiza tareas muy complejas. Al igual que quien maneja un auto no podría construirlo, quien usa una API de procesamiento de imágenes, probablemente no podría escribir un algoritmo de reconocimiento facial.
El acceso a todos estos componentes listos para usar, junto con una capacidad virtualmente infinita de crecimiento y la posibilidad de pagar únicamente por lo que se utiliza, baja las barreras de entrada, logrando que fintechs y Pymes puedan tener acceso a estos servicios y así competir con corporaciones. Lo bueno es que los beneficios para estas últimas son igualmente grandes, siempre y cuando puedan capitalizarlos rápidamente. Por esto, son cada vez más las empresas en nuestro mercado que cuentan con una Cloud Acceleration Office, que las ayuda a orquestar y acelerar la ida a la nube.
Ciberseguridad y ciberataques
Pero… no todo son “rosas” en el camino a cloud, ya que aun siendo más fácil integrar soluciones, la nube también es susceptible a ciberataques y la ciberseguridad sigue siendo una primera necesidad. Al igual que con el resto de los componentes, las nubes dan herramientas para securitizar soluciones. Es necesario contar con la colaboración de especialistas que las conozcan y puedan trabajar con las células de desarrollo para que las soluciones sean seguras. Por suerte, existen servicios de ciberseguridad que, al igual que las nubes, ofrecen esquemas flexibles y asequibles para colaborar en la arista ciber on demand sin perder agilidad.
Otro punto muy relevante cuando se piensa en cloud es la latencia, que definida en términos simples es el tiempo desde que se hace una petición, la recibe nuestro servidor y nos da respuesta. Para muchos servicios en la nube, como almacenamiento, videollamadas, colaboración en documentos, y algunos modelos de Machine Learning o Inteligencia Artificial, esto no suele ser un problema grave. No obstante, cuando necesitamos mover grandes volúmenes de datos o casos sensibles como la cirugía a distancia, y vehículos autónomos o manejados a distancia, la latencia puede ser un gran problema.
Simplificando, la latencia suele tener dos causas: problemas de enrutamiento, o sea las vueltas que tiene que dar el pedido hasta llegar al servidor que puede atenderlo; y problemas de distancia, si mi petición debe ser atendida por un servidor a miles de kilómetros, tomará más tiempo que si es atendida por un servidor en mi ciudad.
Si el problema es de enrutamiento, un experto en redes seguramente podrá hacer un aporte valioso. Si, en cambio, es un problema de distancia, la solución será Edge Computing, un concepto simple, pero con desafíos a la hora de la implementación. Consiste en elegir qué servicios y datos deben estar en nodos más cercanos para dar respuesta con menor latencia. Los nodos pueden instalarse en data centers cercanos o en las instalaciones de la empresa o planta industrial. Claro que esa partición de la arquitectura no está exenta de desafíos, y el resguardo, seguridad y alta disponibilidad del nodo Edge son claves para la calidad de servicios críticos.
¿Los grandes ganadores?
Para quienes vivimos en Chile, afortunadamente, se da algo poco común en la Región. Dos de los mayores vendors cloud montarán nodos locales para dar servicios cloud. Esto quiere decir, que quienes trabajen en estas nubes, tendrán todos los beneficios asociados a las mismas sin el problema de la latencia.
Viendo que los problemas de cloud pueden ser mitigados, en especial en Chile, tenemos terreno fértil para desarrollar al máximo el potencial de IoT (Internet de las Cosas). Este no es un concepto nuevo, hace años que existen sensores que entregan información, pero la diferencia está en la escala. Con IoT, combinado con la nube, se puede estar recibiendo en tiempo real la evolución de la producción en siete plantas y con distintos agregados de información; sistemas de Inteligencia Artificial pueden levantar alertas y generar insights, anticipando fallas de maquinaria, gestiones de compras, o redirigiendo el flujo de la producción, entre otros.
Si existe algún componente adicional para potenciar este combo es, sin duda, el 5G.
5G significará redes más rápidas (gigabits), con latencia muy baja y mayor confiabilidad para dispositivos móviles, poniéndolos en la misma liga que lo que ofrece hoy una conexión de fibra. Al combinar cloud, IoT y 5G, se puede pensar en soluciones que actualmente son simplemente no viables. En la mayor parte de la infraestructura IoT actual, los sensores se conectan a cables; esto es una barrera a su proliferación. Además, contar con 5G permitirá sensores con conexiones inalámbricas, pero que, a diferencia de Wi-Fi, tendrán una cobertura y confiabilidad ampliamente superior.
Esto posibilitará una explosión de dispositivos conectados y toda esa nueva información permitirá el desarrollo de modelos analíticos que provean nuevos insights en todas las etapas del proceso productivo, un crecimiento en la automatización e incremento de la eficiencia en las empresas.
Quienes tengan una estrategia, avancen en trasladar servicios a la nube, y cuenten con modelos operativos que aprovechen estas tecnologías, sin descuidar la seguridad, serán los grandes ganadores frente a una competencia que quedará con mayores costos, mayor “time-to-market” y menor flexibilidad frente a fluctuaciones de la demanda.