Alejandro Floreán, Vicepresidente de Consultoría y Estrategia de IDC América Latina: “El cloud debe ser visto principalmente como un factor de innovación, transformación y agilidad”

Publicado el 31 Ago 2013

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Alejandro Floreán, Vicepresidente de Consultoría y Estrategia de IDC América Latina:
“El cloud debe ser visto principalmente como un factor de innovación, transformación y agilidad”

Actualmente, más de un 50% de las empresas ya ha migrado a cloud, un panorama donde el principal reto se concentra en poder ayudarlas a entender cómo ingresar a la nube, pues muchas aún mantienen ciertas reticencias al respecto, y donde resalta el esfuerzo hecho por los proveedores locales que han logrado mantener infraestructura dentro del país, lo que acrecienta la confianza por parte de las organizaciones.

¿Cuáles son las principales barreras que limitan hoy el ingreso de las empresas al cloud?
Obviamente el tema de la seguridad ya no debería ser un inhibidor, pero tampoco es un aspecto que se puede dejar de lado al momento de evaluar la posibilidad de ingresar a la nube. Sobre todo en aquellos casos en que las soluciones no afectan directamente a la información que maneja la empresa, sino que más bien ayudan a lograr mayor eficiencia a nivel de infraestructura. El tema regulatorio también es relevante. En ese sentido, una de las promesas del cloud es que, en teoría, existe la posibilidad de generar una interoperabilidad entre las aplicaciones y también entre las regulaciones.

¿Qué papel juega en este sentido la confianza? ¿Cómo responden los proveedores?
El tema de la confianza se ha trabajado mucho últimamente. Hasta hace sólo dos años se planteaban dudas relevantes al respecto, en especial dónde se iba a almacenar la información. En Chile, particularmente, me parece que los proveedores han hecho un gran esfuerzo por mantener infraestructura dentro del país. A nivel local, existen inversiones importantes en materia de data centers públicos y se dan las facilidades necesarias para que las empresas se mantengan acá. Lo fundamental en este caso radica en ser capaz de entender bien la oferta local y aquélla perteneciente a transnacionales. Y, sin duda, los proveedores locales tienen una gran ventaja comparativa y competitiva en ese sentido, especialmente en lo referido a entidades financieras y de gobierno.

Entonces, ¿dónde radican los desafíos actuales dentro de la industria local?
El principal reto se centra en poder ayudar a las compañías a entender cómo moverse a la nube. Hoy las empresas tienen muchas dudas al respecto; no saben por dónde empezar. La industria TI ha trabajado para construir una oferta de servicios, pero en nuestra opinión, dicha oferta necesita estar más aterrizada.

Los potenciales clientes no tienen documentación y no conocen sus costos internos, porque no están acostumbrados a llevar métricas de costos y de niveles de servicio, por ejemplo.

Hay muchos mitos aún respecto al cloud. Por ejemplo, pensar sólo en la disminución de costos…
Si una compañía piensa en este tipo de solución sólo como una alternativa para reducir costos, me parece que tiene una visión incorrecta. Por supuesto que otorga ventajas en ese ítem, porque no requiere inversiones directas ni incorporar la última tecnología en servicios. Sin embargo, esta infraestructura debe ser vista principalmente como un factor de innovación, transformación y mayor agilidad.

Es fundamental, además, considerar que existen costos asociados iniciales para migrar al cloud. Es el caso, por ejemplo, de las licencias previamente adquiridas o los contratos de outsourcing. Claramente, el cloud no es la panacea, más bien representa una ventaja competitiva.

¿Cree Ud. que esta infraestructura es viable para las Pymes en Chile?
Sí. El cloud es la puerta ideal para que las compañías sean capaces de acceder a tecnología que, de otra manera, sería muy difícil de obtener con sus propios recursos. Para las Pymes será, incluso, más fácil entrar a la nube, porque si nos ponemos a comparar con firmas más grandes, las primeras no tienen una gran inversión hecha en TI, específicamente en materia de licencias de software. Por el contrario, para firmas de mayor envergadura se hace más complejo ya que, entre otras cosas, poseen sistemas legados.

¿Cómo puedan las empresas conocer su real necesidad de infraestructura, en materia de data center, para poder acceder a la nube?
Primero que nada, deben hacer un diagnóstico real de cómo se encuentra su centro de datos, tanto desde el punto de vista técnico como de virtualización. En América Latina, en promedio, las compañías que poseen un data center propio han virtualizado entre el 22% y 25% de sus servidores. Eso sí, hay que tener en cuenta que esta cifra es aún bastante pequeña. Como ya lo indiqué: muchas empresas no saben cómo empezar este proceso, ya que no han hecho la tarea previa, motivo por el cual las barreras principales provienen de ellas mismas.

El gasto en materia de hardware es todavía muy alto (47%) en relación a la inversión total en TI…
En términos de infraestructura, Chile no está tan mal desde la perspectiva de inversión de las compañías. Un punto a favor del país es que existe una inversión más grande en servicios TI, cerca de 37%, y eso demuestra cierto grado de madurez. Eso sí, ese porcentaje de gasto en materia de hardware debería reducirse en algún momento y dirigirse directamente al área de servicios TI, sin tener que pasar por soluciones de software, que hoy concentran cerca del 15% de dicha inversión.

¿Existe la posibilidad real local de formar especialistas en cloud tal como en ciertas universidades en EEUU?
No me queda claro si existe una voluntad real al respecto. De lo que sí estoy seguro, y lo he podido comprobar con datos duros, es que las instituciones académicas en América Latina no han sido capaces de transformar sus planes de estudio. De hecho, Chile cuenta hoy con un déficit importante en materia de profesionales TI, y ni siquiera hablo de cloud. Muchos, incluso, ni siquiera conocen plataformas de última generación.

Afortunadamente, los países se están dando cuenta de la necesidad de entrar a una economía del conocimiento, lo cual implica generar cambios importantes en las universidades.

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Redacción

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