Jaime Caiceo y Patricio Cofré, Socios de Consultoría en Data Analytics de EY.
Aunque los grandes “cloud providers” cubren todas o la mayor parte de las necesidades de nube, datos y procesamiento de una organización, en la práctica, las empresas están recurriendo a entornos multi-cloud. Con ello buscan repartir las cargas de trabajo, seleccionado los servicios que satisfacen de mejor manera las características requeridas al menor precio posible, esperando incorporar una mayor flexibilidad y fiabilidad. En este sentido, la consultora IDC nombró este 2021 como el año de la estrategia multi-nube, ya que la pandemia de Covid-19 ha reforzado la importancia crítica de que las empresas sean lo suficientemente ágiles para ampliar o reducir su escala en función de las fluctuaciones del mercado.
Al contar con distintos proveedores de nube, es posible aprovechar “lo mejor” de los servicios de cada uno de ellos, combinando componentes y soluciones para satisfacer las distintas necesidades que pueden surgir del negocio. Por ejemplo, en el caso de empresas transnacionales, lo que es óptimo para una región geográfica no necesariamente es lo mejor para otra, por ello, una estrategia multi-cloud resuelve ese tipo de problemáticas.
Otra de las ventajas de adoptar un enfoque multi-nube está dado por la flexibilidad. En la medida en que nuestros equipos de desarrollo digital puedan crear aplicaciones o implementar sistemas que funcionen en distintas plataformas con un enfoque agnóstico, esto nos entregará la flexibilidad necesaria para aprovechar las distintas capacidades disponibles y facilitará las tareas de migración en los casos en que sea necesario optimizar los costos relacionados.
¿Cuáles son los retos?
La implementación y gestión de un entorno multi-cloud puede generar diversos desafíos, especialmente si no se cuenta con un equipo técnico calificado y con conocimientos prácticos en cada una de las diferentes plataformas cloud. El META CIO Survey 2020 de IDC reveló que el 39% de los encuestados considera que la falta de conocimientos y habilidades es un obstáculo que dificulta el despliegue de sus estrategias en la nube. Cada plataforma requiere de configuraciones y tareas de gestión determinadas, que pueden representar retos para equipos poco experimentados. En este sentido, se torna relevante realizar un catastro de las aplicaciones y, a partir de ello, generar una hoja de ruta de modernización por fases para cada una de ellas, facilitando así abordar las brechas de conocimiento que pueden existir en nuestros equipos técnicos.
Gartner predice que, finalizando el presente año, más del 75% de las organizaciones medianas y grandes habrá adoptado una estrategia multi-cloud o híbrida cuando se combina con capacidades locales. Las empresas que están adoptando una estrategia multi-nube pueden optimizar el rendimiento, disminuir considerablemente sus costos y obtener una ventaja competitiva significativa. La flexibilidad que proporciona este enfoque y sus ventajas compensan los distintos desafíos que trae consigo.
Para ello es fundamental que la organización defina una estrategia sólida y cuente con las herramientas necesarias para gestionar y gobernar eficazmente sus entornos en la nube, evaluando continuamente las oportunidades de optimización y ahorro. En la medida en que la empresa logre gestionar el rendimiento, la seguridad y planificar las capacidades en distintos “cloud providers”, logrará controlar cómo se ejecuta su negocio.