En los últimos cinco años hemos sido testigos de un alarmante aumento en el número de ciberataques, perpetrados por delincuentes cada vez más sofisticados, que han provocado un impacto devastador en la seguridad digital y en la estabilidad financiera de las empresas de todo el mundo.
A medida que avanza la era digital aumentan los ciberataques y, por consecuencia, su impacto financiero negativo, con costos elevados y no contemplados en ningún escenario presupuestario. Son pocas las empresas que destinan parte de sus recursos para estar preparados ante la necesidad de ejecutar un plan de acción que les permita mitigar los daños, restaurar la seguridad y recuperar la confianza de sus clientes ante un ciberataque.
Las estadísticas sobre delitos cibernéticos de 2022 muestran que un mínimo de 422 millones de personas se vieron afectadas, según los registros de delitos en Internet del FBI, con 800.944 denuncias registradas ese año. Casi 33.000 millones de cuentas fueron estimadas a ser vulneradas en 2023 y se prevé que el costo de estas infracciones alcance los 8 miles de millones de dólares.
Según Cybercrime Magazine, se espera que en los próximos cinco años se produzca un aumento del 15% en el costo de la ciberdelincuencia, alcanzando los 10,5 miles de millones en 2025.
El ransomware costará a sus víctimas alrededor de 265 mil millones de dólares anualmente para 2031, señala Cybersecurity Ventures. Mientras, los criptodelincuentes costarán al mundo 30 mil millones de dólares anuales para 2025.
Statista pronostica que el indicador global “Costo estimado del cibercrimen” en el mercado de la ciberseguridad aumentará continuamente entre 2023 y 2028 en un total de 5,7 billones de dólares estadounidenses (+69,94%). Después del undécimo año consecutivo de aumento, se estima que el indicador alcanzará los 13,82 billones de dólares estadounidenses y, por tanto, un nuevo pico en 2028. En particular, el indicador “Costo estimado del cibercrimen” del mercado de la ciberseguridad ha aumentado continuamente en los últimos años.
En Latinoamérica, el costo promedio por ataque alcanza los US$ 2,8 millones a US$ 3 millones, mientras que en el mundo ese costo alcanzó US$ 4,3 millones por ataque, en 2022. Asimismo, la industria estima que en 2022 el costo de cada ciberataque en Latinoamérica tocó los US$ 2,46 millones. De hecho, se calcula que entre 2020 y 2023 el costo de filtración de datos ha crecido un 76% en esta región. Además, los costos de detección y escalamiento se habrían duplicado en el período, siendo los sectores más afectados las finanzas, la industria y los servicios.
Ante este panorama, “es crucial que las empresas entiendan la relevancia de las inversiones en seguridad cibernética y estén preparadas para hacer frente a las crecientes amenazas a sus negocios”, indica Edwin Dacaret, analista de inteligencia de amenazas cibernéticas de la empresa CISO Global LATAM.
“Las empresas deben aprender a dimensionar los costos de eventuales incidentes para invertir de forma correcta en medidas de seguridad para protegerse contra las crecientes amenazas cibernéticas”, indica el ejecutivo.