Según el Código Civil, en el Título III (De los Bienes Nacionales), Art. 589: “se llaman bienes nacionales aquéllos cuyo dominio pertenece a la nación toda. Si además su uso pertenece a todos los habitantes de la nación, como el de calles, plazas, puentes y caminos, el mar adyacente y sus playas, se llaman bienes nacionales de uso público o bienes públicos”. A continuación, se cita y analiza la modificación al proyecto de ley, presentado por el Senador de la República, Juan Pablo Letelier Morel, que establece la obligatoriedad para que las empresas que utilicen sistemas de postes y cables que atraviesen estos bienes nacionales de uso público lo hagan en forma subterránea.
La modificación establece que “sin perjuicio de lo señalado en los incisos anteriores, las empresas que tengan líneas de transporte y distribución de energía eléctrica que atraviesen bienes nacionales de uso público, deberán trasladar dichas líneas a espacios subterráneos en un plazo de dos años a contar de la fecha de publicación de la presente ley. Las empresas que dentro del plazo señalado no trasladen sus líneas de transporte y distribución de energía eléctrica, estarán obligadas al pago anual de una multa que irá de 1.000 a 5.000 UTM, la que fijará la autoridad respectiva de conformidad con el reglamento que se dictará para tal efecto, destinándose los montos recaudados a las arcas de la municipalidad correspondiente”.
Contaminación visual
Me parece excelente la idea del honorable Senador Juan Pablo Letelier Morel, de sancionar por ley de la República a las empresas que contaminan el entorno visual de las grandes ciudades de nuestro país. Es realmente una aberración ver en cada calle de nuestras ciudades el ‘enjambre’ de cables de todo tipo que no sólo contamina el entorno visual, sino que, como los mismos estudios han comprobado y demostrado, a través de la contaminación visual se genera depresión en las personas. Estas verdaderas redes contaminantes deben ser erradicadas de nuestras ciudades, por dicha razón es que la iniciativa de esta comisión que regula el medioambiente es muy buena y hay que apoyarla desde todos los frentes.
Sin embargo, creo honestamente que la implementación no será fácil y menos en el corto plazo. Primero, son muchas las empresas involucradas en el tema; y segundo, cumplir estas normas requiere de grandes costos y estudios que pocos estarían dispuesto a asumir; por un lado, tenemos las municipalidades, encargadas de fiscalizar los bienes nacionales y, por otro lado, las compañías, responsables de entregar servicio e información a la comunidad.
Concretamente, el año pasado, entre los días 14 y 15 de noviembre, y en conjunto con DuocUC, se realizó el Primer Seminario de Planta Externa en Chile, que -entre otros temas- trató la problemática de los permisos municipales para rotura de calles y canalización de los cables aéreos. Participaron de este evento las principales empresas de telecomunicaciones del país, (Entel y Telefónica, entre otras), además de algunas municipalidades, como Providencia y Puente Alto, que nos ilustraron con buena información referente, por ejemplo, a la experiencia en Avenida Los Leones de la comuna de Providencia. Esto demuestra que es posible canalizar los cables aéreos, sólo se requieren iniciativas como la del Senador Letelier. Espero, como estudioso del tema, que esta idea se concrete en el más breve plazo, pensando en el bien de Chile y sus ciudadanos.
Aporte técnicos
En primer lugar se debería considerar que al canalizar los cables aéreos, no se pueden mezclar todos los servicios por los mismos ductos, corrientes débiles (telefonía, TV cable, red de datos o FTTH), con corrientes altas (220 Vca, 380 Vca y más), por tanto, las empresas de telecomunicaciones y eléctricas, deben realizar en conjunto un estudio para definir, en primer lugar, qué lado de la calle le corresponderá a cada caso en particular.
En segundo lugar, se tendrá que analizar la factibilidad de crecimiento, cantidades y diámetros de poli-ductos; no es lo mismo un cable de 400 pares AWG 24, que un cable de 48 fibras ópticas. Otro factor importante a considerar es la salida de laterales desde las cámaras y canalización directa al interior de los domicilios, lo que debería estar normado para las futuras instalaciones. Igualmente, es necesario implementar una simbología adecuada para cada elemento a nivel nacional, de tal manera que cualquier compañía sepa identificar en los planos a qué tipo de unidad y elemento pertenece. Hoy cada empresa de telecomunicaciones tiene una simbología propia, la que se ha ido implementando de acuerdo a los requerimientos que cada compañía tiene, sin que exista una norma nacional que regule esta situación.
Otro factor fundamental es la construcción de los drenajes a tierra, que tiene que ser estudiado en forma colectiva, dado que al pasar varios cables que transportan energía por los mismos ductos, se generará sin duda un acoplamiento de campos magnéticos difícil de controlar; se deberán definir bien los valores de resistencia de las mallas de tierra; dónde serán construidas y cómo se conectarán las diferentes empresas; cuáles serán los tipo de cámaras que se tendrán que construir y qué sistema se usará para salir al exterior. En síntesis, la idea es muy buena, pero no es tan simple.
Aplicar una multa y adicionar un articulado más en la ley, no es suficiente para que se resuelva el problema, Es posible que en Chile podamos aplicar algunos sistemas de otros países más adelantados, los cuales han aportado tecnología de punta en estas materias. En Canadá existe una empresa que tiene prácticamente resuelto totalmente el problema, por medio de la implementación de poli-ductos de muy bajo diámetro, poca profundidad y de bajo costo, por donde se canalizan los cables de fibra óptica, que es el gran desafío del futuro: FTTH, es decir, fibra óptica directa a la casa del abonado.
Finalmente, se trata de que el Gobierno, por medio de los parlamentarios y la Subsecretaria de Telecomunicaciones, además de los profesionales en este tema, podamos en conjunto llegar al Bicentenario de nuestro país con las calles libres y limpias de contaminación visual.