Por Maximiliano Fábrega, Director Regional AMS & Digital Experience Sonda.
Uno de los datos que arrojó el reciente índice de Madurez Digital Virtus (IMDV) es que el 44,9% de las grandes empresas y el 46,3% de las pymes en Chile no han comenzado su camino de transformación digital, cuando, según este mismo estudio, las organizaciones chilenas avanzaron menos de lo esperado en madurez digital que sus pares de otros países.
Estos datos son interesantes no solo porque denotan lo que falta, sino que porque dan luces del mayor desafío que implica la transformación y digitalización: el cambio en la cultura interna necesaria para iniciar ese recorrido.
Para comprender la dimensión de la transformación digital, es prioritario entender que esta comienza con una transformación cultural, y como sabemos, la cultura es un espacio que abarca costumbres, códigos, hábitos, e incluso creencias. En efecto, las organizaciones que no han comenzado el camino deben entender que una modernización que apunte hacia la transformación digital debe ser integral.
Esto nos lleva a entender a la transformación digital no como un destino donde las organizaciones pueden llegar y decir “ya me transformé en una empresa digital”, sino más bien como un camino continuo que debe ser recorrido desde “adentro”, y que conlleva el desarrollo y trabajo cultural de cada una de las áreas y personas que participan en una empresa, para que el uso y la evolución de la tecnología generen cambios que se vean reflejados en beneficios para los colaboradores y clientes finales.