Al comenzar este año, el país esperaba que fuera un período de recuperación luego de la crisis económica que vivimos en el 2009. Y, aunque el terremoto sacudió todas las expectativas, lo cierto es que las proyecciones, cuando nos acercamos ya a cerrar el año, no alcanzaron a dimensionar los síntomas de la reactivación. De hecho, la industria tecnológica está viviendo, según las cifras elaboradas por IDC, uno de sus mejores períodos, superando el 18% de incremento respecto al año pasado, una noticia positiva que, sin embargo, abre nuevos desafíos para este sector.
El terremoto motivó un fuerte recambio de equipos, computadores y especialmente notebooks que se perdieron o destruyeron, haciendo que el hardware mueva las ventas de la industria TI durante 2010. La tendencia de períodos anteriores mostraba que, aunque el área de hardware dominaba en la torta de las ventas, los servicios cobraban cada vez mayor fuerza, resaltando la madurez del país en el consumo de tecnologías. De hecho, las apuestas de gran parte de las empresas chilenas van por desarrollar cada vez más y mejores servicios, modelo que vemos en los países de mayor desarrollo y crecimiento.
Dirigiendo los esfuerzos
Hacia ese objetivo se han enfocado muchos esfuerzos públicos y privados en los últimos años, cuando ha tomado fuerza el concepto de los servicios globales y la idea de convertir a Chile en un actor relevante en ese mercado, transformándolo en un objetivo país.
ACTI, por ejemplo, ya cuenta con plataformas de apoyo a la internacionalización en Nueva York y Bogotá, que están impulsando a diversas empresas a salir al mundo con sus servicios. Si bien esos resultados no están contenidos en el 18% de crecimiento, esperamos que para 2015 el país facture más de US$5.000 millones en exportación de servicios, de los cuales cerca de US$2.000 serían tecnológicos.
La industria TI está creciendo, pero debe encontrar una forma de hacerlo sostenidamente. Tenemos que desarrollar una oferta de servicios que permita crear soluciones tecnológicas exportables que den valor a los recursos naturales, proyectando el crecimiento más allá de nuestras fronteras y nuestras crisis, naturales o económicas.