La pandemia es inusitada en la medida en que plantea un desafío al sistema socioeconómico mundial. El fenómeno afecta por igual a economías avanzadas y países emergentes. Numerosos analistas anticipan un estancamiento o recesión global en los próximos años debido a la crisis causada por la pandemia por Covid-19.
En las últimas décadas se ha avanzado significativamente en términos del desarrollo de la infraestructura digital. Sin embargo, las preguntas que debemos hacernos son si el ecosistema digital está preparado para afrontar el desafío de la pandemia:
1. ¿Puede la digitalización actuar como factor mitigante, reduciendo el impacto disruptivo de la pandemia?
2. ¿De la misma manera, puede el sistema productivo migrar a un contexto donde las cadenas de aprovisionamiento están apoyadas en el fl ujo eficiente de información digital?
3. ¿Puede el Estado continuar funcionando a partir de una digitalización de procesos administrativos y de gestión?
Reconociendo que la digitalización juega un papel fundamental en mitigar los efectos de la pandemia y soportar el ecosistema productivo, educativo y de servicios públicos, es imprescindible que el Gobierno, la industria, la academia y la sociedad civil conformen un acuerdo de colaboración y plan de trabajo conjunto que permita, en el muy corto plazo, identificar aquellas áreas que permitan mejorar el desempeño y maximizar el potencial del ecosistema digital.
Algunas medidas
Entre algunas de las iniciativas a tomar, se recomienda:
1. Impulsar medidas que desde la digitalización apalanquen la sostenibilidad del ecosistema productivo, las infraestructuras físicas y cadenas de aprovisionamiento mediante la adecuada coordinación entre actores.
2. Avanzar decididamente hacia políticas estructurales que permitan la implementación de soluciones digitales avanzadas.
El mayor cambio se ha visto en la sensación de urgencia para digitalizar y modernizar que tienen muchas compañías actualmente. Hemos estado conversando sobre la reinvención digital y los flujos de trabajo inteligentes durante un tiempo, pero en el último año, en muchas empresas se ha tenido la sensación de que es algo que realmente deberían haber llevado a cabo antes de la crisis y, ahora, es algo que deben acometer con urgencia.
Las compañías nos dicen: “No estábamos preparadas para esta gran disrupción”. Sus brechas podían estar en la cadena de suministro, el modo en que fidelizan y prestan servicios a sus clientes o en el talento y la forma en que contratan y gestionan su personal, que ahora es virtual. Si una empresa no utiliza flujos de trabajo inteligentes y digitalizados, la capacidad para ser flexibles es muy limitada, así como la capacidad para generar resultados tangibles de las oportunidades en tiempo real. Así, las compañías que no estaban preparadas han sufrido mucho debido a la pandemia.
Los flujos de trabajo inteligentes tienen un alto grado de integración y visibilidad del que, históricamente, muchos procesos de negocio han carecido.
Tradicionalmente las aplicaciones de negocio despliegan procesos estandarizados que permanecen compartimentados en cada una de sus áreas.
Ahora es posible colocar una capa ligera de tecnología encima de dichas aplicaciones empresariales mediante la automatización, la gestión documental, la analítica y otros orquestadores de flujos de trabajo y conectar dichos procesos, y datos, que mediante la gestión documental entregan una completa trazabilidad de los flujos de trabajo.