Por Claudio Ortiz Welsch, Gerente General de Cisco Chile.
El contexto hiperdigitalizado que vivimos nos ha puesto a prueba. La utilización masiva de los datos y de las Tecnologías de la Información están redefiniendo no solo los negocios y la vida de las personas, sino también las ciudades y el futuro. Se trata, en definitiva, de una economía digital imperante, con una masificación de redes y conexiones a través de infraestructuras digitales cada vez más ágiles, rápidas y demandadas.
Y aunque el camino hacia una mayor conectividad, accesibilidad, reducción de brechas y protección de datos personales sigue siendo un desafío constante para las instituciones públicas, privadas y para las mismas personas, hoy contamos con una mayor cantidad de herramientas digitales.
Las carreteras de datos, impulsadas por tecnologías como Inteligencia Artificial, Big Data, IoT, Machine Learning, analítica, entre otras, sustentan procesos automatizados como trazabilidad, monitorización, reconocimiento facial y biométrico, vídeo analítica y sensorización.
Hoy en día son cada vez más las personas que cuentan no solo con acceso a Internet, sino que también desarrollan y adquieren nuevos conocimientos, abriéndose paso en un mundo competitivo, innovador y con múltiples oportunidades de evolución.
Los ciudadanos digitales demandan ecosistemas confiables, estables y seguros para desarrollar sus actividades y labores. Por ende, además de las condiciones mínimas de accesibilidad y de conexión, el manejo de su información sensible debe garantizar una gestión responsable.
Ciertamente, la protección de los datos personales confluye directamente con la dignidad humana y el derecho a la privacidad. Por lo que una gobernanza ética de los datos es fundamental para la economía digital en Chile, que incorpore mecanismos de control, fiscalización e integridad.
Asimismo, es importante un marco institucional que garantice un sistema de protección de los derechos digitales con una arquitectura robusta, estable, dinámica y con actualización constante, ad hoc a la evolución diaria de las tecnologías.
El presente es complejo para muchos países, sociedades y economías. Sin embargo, está en el aprovechamiento responsable y seguro de las tecnologías, una vía importante para seguir contribuyendo en la construcción de un país innovador, sostenible y accesible para todos.
Necesitamos seguir protegiendo a las personas sin importar su localización, conectividad e infraestructura, para seguir aportando al desarrollo y crecimiento de las comunidades, mientras, se contribuye a la reducción de las brechas de competencias digitales.
Desde esa base, podemos fomentar el desarrollo de ciudadanos y profesionales digitales integrales, con una formación basada en la colaboración interdisciplinaria, resiliente y efectiva.
La filosofía digital que nos gobierna está construyendo un país moderno, dinámico e inclusivo. Está en nosotros seguir exprimiendo el sinfín de posibilidades para un futuro mejor, conectado, inteligente y seguro.