En Latinoamérica, según un estudio de NTT DATA y MIT Technology Review, la pandemia aceleró la digitalización del sector salud: 70% de las organizaciones ha implementado soluciones TI para mejorar la atención al paciente. Esta rápida transformación evidencia la importancia de adoptar tecnologías digitales en este ámbito. Sin embargo, antes es fundamental comprender qué entendemos por digitalización en este contexto. Según explica Renato Pino, CEO de Snabb, muchos procesos de digitalización se han transformado en compra digital o el paso de análogo a digital, pero este esun concepto mucho más amplio, que va más allá y comienza antes de comprar tecnología.
“Previo a implementar cualquier cambio tecnológico, es fundamental evaluar los problemas existentes y realizar un cambio de gestión en las personas. Muchas veces nos centramos en la tecnología, pero el problema en salud parte por las personas, por pensar en una mirada estratégica de gestión del cambio que permee en las organizaciones, y cómo organizamos una fuerza humana expuesta a alta presión y aplicamos elementos tecnológicos”, detalla.
Por eso es importante recordar que, en gran medida, el éxito de la digitalización radica en la transformación de las personas y en su capacidad para adaptarse a la tecnología. Agrega que, por lo mismo, muchos actores del área de salud llevan más de una década promoviendo la interoperabilidad, y en la realidad recién ahora se cuenta con una norma técnica actualizada. “¿Por qué? Porque nadie traccionaba este tema, ya que no sentían que era necesario. Detrás de esto, hay una mirada de gestión del cambio. Ese es el punto cero y de ahí parten otros retos”, añade.
Renato Pino, SNABB. Eric Mosnich, RAYEN SALUD. Oscar Jiménez, KONECTA. Raúl Zilleruelo, WORKMED.
A juicio de Eric Mosnich, Gerente de Tecnología e Innovación de Rayen Salud, “si bien la pandemia marcó un punto de inflexión, como acelerador tecnológico y cultural que movilizó a las organizaciones y personas a adaptarse y avanzar en este sentido, el proceso de digitalización siempre pasa por un tema de personas, procesos y cultura”. Esto, ya que, en base a su experiencia abordando distintos proyectos que han comenzado desde cero digitalizando, es posible tener una ficha electrónica excelente, pero si eso no va acompañado por el proceso cultural y la gestión del cambio, se desaprovecha como apoyo a los procesos e impulsor de la eficiencia en la atención.
Otro aspecto importante es el tema generacional, también asociado a la gestión del cambio. Pese a que, indican, la formación de profesionales de la salud en TI no se ha modernizado sustancialmente en varias décadas, las nuevas generaciones son más proclives al uso de estas y algunos se especializan. Por ejemplo, enfermeras y enfermeros que se capacitan en análisis de datos por un tema de control de seguridad del paciente: disminución de elementos adversos y de reingreso, que a través del análisis de datos en el proceso de atención se puede minimizar.
“Y la alfabetización del paciente también es un elemento clave”, enfatiza el ejecutivo de Snabb. Es esencial partir por ahí, explicándole cómo relacionarse con el sistema de salud. Podemos incorporar la mejor tecnología, pero si las personas no la asimilan, no lograremos los resultados esperados, coinciden los diferentes actores.
El avance de la digitalización
Para el profesional de Rayen Salud, el país ha experimentado una significativa transformación en cuanto a la digitalización en la última década, estando avanzados en comparación con la Región. Antes, la mayoría de los centros de salud dependían de documentos en papel. “Afortunadamente, hoy nos encontramos en una situación en la que muchos procesos se han digitalizado en el ámbito público y privado. En el sector público, aproximadamente 12 millones de registros de atención se encuentran custodiados en nuestros sistemas”, agrega.
No obstante, pese a los avances, a su juicio, aún existe cierta desconfianza en relación a la tecnología y compartir información, por lo que es necesario que los proveedores sean proactivos y también se agilicen los procesos de licitación para la incorporación de herramientas que impulsen este tema. “Es un camino que debemos propiciar para avanzar en el ámbito de la salud. La realidad es que la tecnología avanza más rápido que la gestión de las personas y ha pasado de ser un simple facilitador a un componente clave en el ámbito de la salud. Hoy en día, si un sistema falla, un centro de salud puede colapsar”, complementa el profesional. En este sentido, la seguridad, la interoperabilidad y la disponibilidad de los sistemas son críticas.
En su opinión, la digitalización y la incorporación de tecnología en la atención médica, los procesos de agenda y los procedimientos clínicos son cada vez más evidentes. Sin embargo, el siguiente paso crucial es lograr la interoperabilidad, es decir, la forma en que se comparte y transmite la información entre diferentes centros médicos, laboratorios y clínicas. “Aquí nos encontramos con la misma barrera cultural: la preocupación por la confidencialidad y la transferencia de la información del paciente”, explica y recalca la importancia de recordar que los profesionales de salud son solo meros custodios de los datos; superar esta barrera puede resultar desafiante”.
“Asimismo, pensar que una sola empresa abarque todos estos aspectos resulta poco viable, pero si hay partners y co laboraciones estratégicas un ecosistema funciona perfectamente, entonces hay que considerar la interoperabilidad para un ecosistema que brinde soluciones”, indica Eric Mosnich.
Hacia una mirada estratégica
Para este año, el presupuesto del Minsal asciende a $12,7 billones, un 17,9% de presupuesto del país. Al respecto, Renato Pino explica que “siempre el sistema de salud enfrenta el desafío de ser altamente eficiente en costos debido a una razón lógica de su rol asistencial. Surge entonces la pregunta de cómo podemos alinear los incentivos económicos para generar cambios en un entorno extremadamente fragmentado, donde los profesionales tienden a especializarse tanto en su propia disciplina, que se alejan de otros profesionales que finalmente son complementarios. Además, se suman sistemas que con el tiempo se vuelven cada vez más costosos”.
A su juicio, en muchas ocasiones, se ha priorizado el aspecto económico en lugar de ser eficientes en la atención y cuidado del paciente. Muchos diseños de sistemas de salud no tienen un foco “patient first”, no hay continuidad de atención o del cuidado, o prevención en la población sana. Por ejemplo, las Isapres han enfocado sus esfuerzos en el aspecto asegurador en lugar de utilizar la tecnología para prevenir enfermedades que finamente serán más costosas. Lo mismo ocurre con Fonasa, que no apunta a un enfoque más preventivo. “Si pudiéramos comprender que invertir en la eficiencia del cuidado y atención del paciente es mucho más rentable a largo plazo, podríamos generar cambios significativos en el sistema de salud. Es fundamental considerar no solo el aspecto económico, sino también el bienestar y la calidad de vida de los pacientes. Al entender esta premisa, podremos avanzar hacia un modelo de atención más integral y eficiente en costos”, añade.
Al respecto, Óscar Jiménez, Director de Operaciones de Konecta Chile, agrega que en analítica se ha llegado a modelos de predicción que se enfocan en el paciente y permiten predecir su situación médica a dos meses, por ejemplo. “Desde ese punto de vista, es económicamente viable utilizar el análisis de la información al servicio del paciente a través de distintos canales, acompañándolo después de la consulta con información sobre medicamentos y cuidado, entre otros, lo que se logra gracias a los datos y la interoperabilidad.
Tendencias que marcarán el futuro del sector
En la actualidad, hay seis megatendencias clave en el ámbito de la salud que debemos tener en cuenta, según comparte Raúl Zilleruelo, CEO de Workmed. En primer lugar, la Inteligencia Artificial (IA) y cómo se aplica en la atención médica, con un potencial significativo para mejorar la calidad y eficiencia de los servicios de salud.
Un marco fundamental para impulsar estas tendencias es la interoperabilidad, una segunda megatendencia. “Aunque existen incentivos pendientes en este sentido, es crucial establecer estándares y facilitarla”, señala y agrega que “es importante recordar que los datos de salud pertenecen a los individuos, lo que debe guiar todas las conversaciones y decisiones”.
La tercera megatendencia es el avance de la telemedicina. Según explica el profesional de Workmed, no se trata solo de teleconsultas, sino de incorporar dispositivos y poner al paciente en el centro del cuidado. Actualmente, se cuenta con la capacidad tecnológica para recopilar y monitorear miles datos de un paciente en tiempo real a través de wearables.
La cuarta tendencia es la discusión sobre la ética en la recopilación y uso de datos, así como la confidencialidad. La recopilación de datos en línea, como la presión arterial o los patrones de sueño, puede ser de gran utilidad para el monitoreo y el tratamiento para el cuidado de la salud.
En este sentido, Óscar Jiménez, señala que es crucial preguntarse cómo utilizamos la información para garantizar la satisfacción adecuada del usuario final. Agrega que “debemos usarla de manera efectiva, mediante el análisis, para promover la prevención de enfermedades, bajo el contexto de la confidencialidad y sensibilidad de estos datos, buscando siempre un equilibrio adecuado. Además, debemos considerar también a los colaboradores que se encuentran en el frente. Cómo digitalizamos y presentamos la información de manera accesible para aquellos que deben utilizarla, en un contexto sencillo y utilizando todos los canales de comunicación disponibles en la actualidad. Esto implica ofrecer información en tiempo real, de calidad y con contenido adecuado”.
La quinta megatendencia, prosigue Raúl Zilleruelo, se centra en la mayor atención a la salud mental y el bienestar, que hoy es una necesidad apremiante: el 70% de las empresas afirma que requiere servicios de salud mental. Aquí la tecnología, ya disponible en países como EEUU, puede desempeñar un papel importante, ayudando a analizar y comprender mejor la condición del paciente, entregando información al profesional médico. Además, incluso en telemedicina, a través de la IA, se puede evaluar la salud mental de una persona mediante el análisis de su voz y entonación, así como detectar condiciones ambientales que puedan afectar su bienestar. “Hoy la gran nueva pandemia es la salud mental y el rol de las empresas en su cuidado es crítico”, añade. La sexta megatendencia es una mayor colaboración entre la industria de la salud y la tecnología, un habilitador para impulsar la innovación.
Los desafíos y las claves de la interoperabilidad
Los ejecutivos coinciden en que existe un desafío cultural en materia de interoperabilidad; se ha observado cierto celo en la colaboración que puede estar dado por distintos factores. “Uno de los desafíos principales es lograr crear conciencia de que la información debe fluir y que lo técnico ya no es un obstáculo, dado que existen estándares, buses de integración y toda la tecnología necesaria para facilitar estos procesos. Sin embargo, las barreras culturales y de negocio son las que actualmente generan ‘islas’, y ahí radica nuestro reto de actuar como puentes que permitan el flujo de esta información. También existen barreras y desafíos legales que debemos resolver para promover la interoperabilidad”, agrega el ejecutivo de Rayen Salud.
Según estimaciones, para 2025 cada persona producirá más de 5.000 datos diarios relacionados con su salud. “¿Estamos levantando, utilizando, activando y compartiendo una cantidad masiva de datos? Si pudiéramos comprender que estos tienen un mayor valor agregado cuando se combinan con otros, podríamos obtener sinergias significativas desde el punto de vista administrativo. Y es que la interoperabilidad se trata tanto de compartir como de recibir información. Sin embargo, los proveedores de servicios de salud aún no perciben el valor real de esto”, detalla Renato Pino.
“Es importante recalcar que ya estamos en camino: hay bastantes, no solo tecnologías, sino procesos que se integran, algunos con estándares y otros sin estos, pero ya se ve una unidad en los procesos, y hay que seguir avanzando para que el paciente al centro transite con sus datos y no tenga que pedirlos físicamente; es un desafío que implica la voluntad de entender que la información es de cada persona”, indica Eric Mosnich.
“El avance actual es muy auspicioso”, agrega el ejecutivo de Snabb, porque en marzo pasado se aprobó la Norma Técnica N°231 “Estándares de Información en Salud”, la cual establece las condiciones de conectividad entre los sistemas. Además, se está poniendo en marcha la Ley Nº21.541 del Ministerio de Salud, que modifica la norma para autorizar a los prestadores de salud a ofrecer servicios de telemedicina, abarcando no solo la atención a distancia, sino también otros aspectos. “Es interesante ya que establece normas explícitas sobre la interoperabilidad de sistemas tanto presenciales como digitales y un plazo de 18 meses para la elaboración del reglamento correspondiente. Esto significa que no hay vuelta atrás, y todos los sistemas informáticos de salud deberán cumplir con estándares o desde su arquitectura construir buses de integración o APIs que permitan la estandarización y la interoperabilidad”, detalla.
Además, para lograr el objetivo de la interoperabilidad, los datos son críticos. Información clínica relevante, historias médicas, resultados de pruebas, medicamentos recetados y otros datos relacionados con la salud de los pacientes serán claves. A juicio de Renato Pino, en el tema de los datos, surge un problema relacionado con la fuente y la calidad de los mismos. En gran parte del sistema de salud, se recopilan de manera desestructurada, lo que genera información que no se puede comparar.
“Es aquí donde entra en juego la estandarización, y no solo que los sistemas puedan comunicarse entre sí, sino también que el contenido del mensaje sea semánticamente comprensible. Este desafío es aún mayor y se relaciona con el aspecto cultural: es fundamental que los profesionales de salud comprendan qué significa cada dato que levantan. Si no contamos con los datos correctos, no podemos tomar decisiones informadas”, explica. En Chile, debemos superar estos obstáculos para aprovechar plenamente el potencial del Big Data en el ámbito de la salud.
“Hoy es posible implementar modelos predictivos y data lakes, y existen casos exitosos en los que se ha trabajado con estos modelos. Nuestro rol, en este sentido, es abrir posibilidades, comunicar y realizar ingeniería de datos para desarrollar estos modelos. Si bien implica esfuerzos significativos de limpieza de datos y la validación de los modelos, aún podemos generar predicciones valiosas”, explica el profesional de Workmed. De esta manera, la voluntad y colaboración colectiva serán esenciales para lograr la ansiada interoperabilidad integral que beneficie al paciente.