Con aplicaciones que pueden abarcar todos los segmentos de mercado, la Internet de las Cosas (IoT) puede beneficiar tanto la vida del ciudadano común como los procesos empresariales y las acciones de los gobiernos. Una tecnología que busca conectar cualquier dispositivo, identificado individualmente, a una red, permitiendo que este pueda comunicarse y realizar acciones de diverso tipo, a nivel privado, empresarial o público.
¿Estamos preparados?
Ante esta pregunta, existen dos visiones. Por una parte, contamos con la tecnología y la infraestructura necesarias para subirnos a esta nueva tendencia que cambiará profundamente nuestra realidad; por otra, estamos lejos de concretarla, aún nos falta conocimiento, profesionales y el impulso innovador que la convierta en una alternativa viable a corto plazo.
Según Paulo Alesso, Gerente de Arquitectura y Soluciones de Oracle, “desde hace mucho tiempo venimos escuchando este concepto, aunque no existía una clara conciencia de su significado. Creo que las organizaciones en Chile ya están comprendiendo y comenzando a explorar ciertos casos de uso o situaciones de negocios, por ejemplo, en el retail, con los beacons, para acciones de marketing y de experiencia del cliente”, y agrega que “también podemos ver concretamente que se está utilizando en la industria minera para el monitoreo remoto de ciertos procesos productivos, con el objetivo de que los dispositivos que participan generen información, la que es consolidada y analizada para determinar posibles fallas futuras”.
Paulo Alesso, ORACLE. Manfred Loebel, IBM. Pablo Traub, IMAGINE BUSINESS LAB. Vittorio Valdés, FUSIONA DYNAMICS – LIBELIUM. Andrés Cristi, ENTEL. Guillermo Moya, SAMSUNG. Pelayo Covarrubias, FUNDACIÓN PAÍS DIGITAL.
Para Manfred Loebel, Gerente de Analytics de IBM Chile, lo importante es que “la Internet de las Cosas es un generador de información de altos volúmenes y la problemática final es qué hacemos con esos datos. En ese sentido, el estado en el que nos encontramos tiene que ver con distintos elementos, como el cloud y la conectividad -que es crítica para interconectar dispositivos y redes- que son los que habilitan la velocidad con que madura el mercado en el tema de la movilidad, siendo un fenómeno más amplio que puede transformar procesos de negocios”. Como país, agrega el ejecutivo, “tenemos la oportunidad de generar valor gracias a este fenómeno, empujando la innovación a partir de semilleros, de start up; y aunque en general estamos bastante preparados, con una infraestructura mínima que nos habilita, aún existe mucho desconocimiento en el mercado”. En opinión de Pablo Traub, Gerente General de Imagine Business Lab, la aceleradora de Microsoft, “para ver si el mercado está preparado para apropiarse de la Internet de las Cosas, debemos comenzar analizando, a nivel global, su adopción por parte de las empresas, la tendencia en capital de riesgo en IoT y si los emprendedores están tomando esta bandera.
Luego, hacer el mismo ejercicio a nivel local; allí se aprecia cierta similitud a nivel de adopción o interés de las empresas, pero no ocurre lo mismo con las últimas dos variables. En definitiva, el mercado local está adoptando esta tendencia a un ritmo lento y dicha adopción proviene, principalmente, de las empresas”.
Aplicaciones a 360º
Se estima que para 2025 habrá cerca de 100.000 millones de dispositivos conectados, de los cuales, 2.000 millones estarán en América Latina, un 60% de los vehículos en las carreteras estarán conectados a Internet, y se espera una explosión de los dispositivos inteligentes utilizados en las casas y en otros sectores como medicina y productividad. Con ese panorama ad portas, es necesario estar preparados para enfrentar los cambios profundos que se generarán, y hoy es el momento de hacerlo.
Según Vittorio Valdés, Gerente General de Fusiona Dynamics, representantes en Chile de Libelium, “lo que viene ahora en la Internet de las Cosas es tener la capacidad de capturar datos desde otros elementos, del medioambiente, de las personas, de los procesos, etc., ya hay empresas que han desarrollado sensores para los distintos verticales, como smart water en tratamiento de aguas, sensores para prevenir catástrofes naturales capturando información, por ejemplo, del crecimiento de los ríos. Existe el hardware, la carretera, y las telcos están utilizando protocolos ultra livianos por lo que creo que estamos preparados para hacer despliegues masivos de sensores”.
Por eso, para Andrés Cristi, Subgerente de Tendencias e Innovación de Entel, “hablar de IoT no es hablar de futuro, porque la Internet de las Cosas ya está transformando la industria, pero es necesario verlo como un ecosistema donde todos los elementos están relacionados entre sí para generar valor”.
Ejemplos prácticos que ya se están desarrollando en otros países son los que comenta el ejecutivo de Oracle: “Por ejemplo, en medicina ya existen cápsulas digestibles que permiten obtener información de diversas variables sobre lo que está sucediendo en el cuerpo y generar alertas que el médico puede evaluar y tomar determinadas acciones, y es ahí donde radica el valor de la Internet de las Cosas: en el enorme impacto que pueden tener los servicios derivados de la captura de información y su análisis”. En ese contexto, la creatividad y la innovación son claves para el desarrollo, crecimiento y masificación de estas tecnologías.
En opinión de Guillermo Moya, Director Comercial B2B de Samsung, “Chile es un país innovador, pero en una capa muy específica del mercado. IoT no es un término que esté expandido en la sociedad en general y tampoco en los tomadores de decisiones. Creo que debemos avanzar en lo que son los usos y el retorno de las inversiones que son los aspectos que pueden frenar los proyectos, hacia allá vamos, pero hoy aún estamos en una etapa de discusión, de evangelización, de educación de todos los actores, es decir, en la preparación para lo que viene”.
Una visión más crítica es la de Pelayo Covarrubias, Presidente de la Fundación País Digital, quien sostiene que “no estamos preparados como país. Internet de las Cosas es un concepto que manejan los fabricantes y los especialistas, pero masivamente no existe. Si bien contamos con una excelente infraestructura, a nivel de uso estamos lejos de estar bien preparados porque tenemos carencias en varios niveles, en la formación universitaria, en la falta de profesionales especializados, y en investigación y desarrollo. Por eso el desafío es involucrar a todos los estamentos: Gobierno, academia y empresas locales, para impulsarlo”.
Adaptando las tecnologías
Una de las dificultades que enfrentamos como país, de acuerdo a los especialistas, es no tener la capacidad de crear tecnologías como lo hacen las grandes empresas que utilizan las economías de escala. Sin embargo, podemos aprovecharlas, creando novedosos usos y aplicaciones para ellas.
Como afirma el ejecutivo de Entel, “en cuanto a nuestra capacidad de crear tecnología, indiscutiblemente estamos muy atrasados, sin embargo, gracias a las economías de escala, los dispositivos ya incorporan las nuevas tecnologías y podemos beneficiarnos de ello, siendo inteligentes en ocuparlos y sacarles el mejor provecho en todas las verticales”. Coincidiendo con lo anterior, el ejecutivo de Samsung afirma que “existen personas que tienen la visión, que quieren hacer cosas y tienen buenas ideas, pero tenemos problemas de base para que eso se masifique a una escala importante, y uno de ellos es que estamos preparando gente para que trabaje en empresas que hoy día no existen, para que resuelvan problemas que todavía no se conocen. Nosotros no vamos a crear tecnologías, pero sí podemos ser innovadores en su uso, para adaptarlas, crear soluciones e integrar”.
Otro de los elementos que se debe considerar es la seguridad: con cada vez mayor cantidad de dispositivos conectados y datos recogidos, las intrusiones no deseadas podrían causar problemas considerables.
Sin embargo, “pensando en el hardware, y ya sea un vehículo, un celular o cualquier otro objeto, actualmente, por estándares internacionales, la transmisión de los protocolos, la encriptación de los datos y los códigos, son temas que se abordaron en la etapa inicial, por lo que la seguridad está madura y resuelta. Claramente existe un porcentaje de fallas en los sistemas, pero la seguridad sobre los dispositivos móviles es robusta”, asegura el ejecutivo de Fusiona Dynamics.
Y según el profesional de Samsung, “existe el riesgo pero también la solución, y la tecnología va a ir ayudando a minimizarlos. Por ejemplo, ya podríamos tener en nuestros dispositivos la posibilidad de autenticarnos biométricamente a través de la huella digital”.
Para el representante de Fundación País Digital, “la ciberseguridad es fundamental, y en general no la veo problemática, ya que los costos de tener una buena seguridad siempre irán por debajo de los beneficios; lo que sí creo que es importante es la adopción de una legislación a nivel local, respecto a aquellas personas que la infringen”.
Sin duda se están sentando las bases para que la Internet de las Cosas se desarrolle en nuestro país, aprovechando las múltiples posibilidades que significa, pero aún es necesario dar algunos pasos, de modo que tanto la infraestructura, como las personas e instituciones, estén preparadas para aprovecharla generando valor y beneficios.