Después de la crisis financiera de 2008, los presupuestos de tecnología se redujeron y no regresaron nunca a los números previos. Lejos de lamentarnos, ésta es una realidad que debemos afrontar y que obliga a las empresas a continuar ampliando sus servicios tecnológicos con una menor cantidad de recursos, pero con mayor eficiencia. De la mano de soluciones creativas, en América Latina estamos listos para seguir creciendo, aun en un contexto que puede parecer adverso.
Vivimos tiempos complejos a nivel mundial. Sabemos que la situación económica global está pasando momentos de zozobra que nos ponen ante fuertes desafíos a futuro. Durante algún tiempo, las áreas de TI se acostumbraron a un estado de abundancia en el cual disponían de una cantidad de recursos relativamente amplia. Después de la crisis financiera de 2008, estos presupuestos se redujeron y no regresaron nunca a los números previos. Pero lejos de lamentarnos, ésta es una realidad que debemos aceptar y que ha llegado para quedarse. Lo que hemos bautizado como “la nueva norma de las operaciones TI” implica que las empresas están obligadas a continuar ampliando sus servicios tecnológicos con una menor cantidad de recursos, optimizando al máximo su eficiencia.
Para muchos, este nuevo panorama puede resultar desalentador. El mercado es cada vez más competitivo y exigente, y algunos pueden sentir que sus posibilidades de expansión o, incluso, de supervivencia, se esfuman. Pero, una vez más, la crisis puede ser una oportunidad para el cambio y, en lugar de reducir nuestras chances de éxito, quizás nos abra nuevas puertas para el crecimiento.
En este momento particular, Latinoamérica se encuentra frente a una oportunidad inigualable para ganar capacidad competitiva y reducir la brecha con otras regiones de la mano de herramientas tecnológicas. En otras partes del mundo, las compañías están ante el reto de acostumbrarse a lograr los mejores resultados con la menor cantidad de recursos; en nuestra Región lo venimos haciendo desde hace años. De la mano de soluciones creativas y de nuestro apego a la eficiencia, estamos listos para seguir creciendo, aun en un contexto que puede parecer adverso.
Soluciones que pueden marcar la diferencia
Está claro que las empresas no compran productos o servicios porque sean bonitos. Lo hacen porque pueden ayudarlas en su negocio, impulsar su eficiencia y su productividad. Esto sucede en cualquier ámbito, pero es aún más marcado en todo lo relacionado con las Tecnologías de Información. Y hoy, el sector TI se encuentra ante una oportunidad fundamental: puede ofrecer productos que ayudan a las compañías a reducir sus costos y aprovechar al máximo los recursos disponibles.
Las nuevas tecnologías pueden prestar asistencia a las empresas en momentos fundamentales: aquéllos en los que deben tomar la decisión trascendental de dónde invertir sus presupuestos. En la actualidad, las soluciones de manejo de portafolio y administración de proyectos permiten a las compañías determinar cómo utilizar mejor su dinero, identificar oportunidades de negocio y definir cuáles son las nuevas estrategias que están mejor conectadas con las posibilidades de la empresa. Y lo interesante es que también brindan las chances opuestas: cuando una firma se encuentra ante la obligación de reducir presupuestos, las herramientas de gestión TI pueden señalar cuáles son los proyectos en que puede recortar gastos sin tener un impacto negativo sobre sus operaciones.
En la actualidad, las compañías se enfrentan a desafíos de los cuales no pueden escapar. Una empresa de telecomunicaciones o de finanzas está obligada a proteger la seguridad de sus transacciones online; es algo que les debe a sus clientes y accionistas. No puede darse el lujo (ni correr el peligro), de autorizar una transacción sin confirmar que la persona que está realizando la operación es realmente quien dice ser.
Pero, además, nos encontramos frente a un contexto operacional que puede representar un enorme salto cualitativo para las organizaciones de mercados emergentes como el latinoamericano. Las nuevas modalidades de operación TI basadas en la nube y en la entrega de software como un servicio, permiten a las compañías acceder a soluciones de clase mundial sin grandes inversiones en infraestructura y pagando sólo por lo que utilizan. De este modo, es posible obtener el máximo rendimiento con una estructura de costos óptima.
Por este motivo, compañías de regiones como Latinoamérica tienen hoy la posibilidad de incorporar tecnología muy rápidamente, en muchos casos superando el ritmo de adopción que puede observarse en otras partes del planeta. Lo cierto es que las compañías emergentes, que no arrastran sobre sus espaldas un legado importante de infraestructura antigua, tienen la posibilidad de lograr una mayor velocidad de innovación.
No quedan dudas de que la nueva norma de las operaciones exige que las empresas puedan llegar al mercado de una forma más dinámica, eficiente y flexible. Y esto es una ventaja fundamental para Latinoamérica. La crisis pone entonces a los negocios de la Región frente a una oportunidad inigualable: tienen la capacidad para adquirir rápidamente nuevas soluciones que pueden fortalecer muchísimo su competitividad frente a empresas de mayor tamaño. De este modo, pueden reducir una brecha histórica y plantearse ante el mundo como negocios que están mejor preparados para enfrentar el nuevo contexto económico internacional.