La construcción de un Chile moderno requiere del acceso pleno de las chilenas y chilenos a las nuevas oportunidades de comunicación e interacción disponibles, que permiten un mayor acceso al conocimiento a la cultura y al intercambio académico, una mayor libertad de expresión y participación, disponer de formas más eficientes de producción, acceder a mercados distantes y facilitar el encadenamiento productivo.
Así como el agua potable o la energía eléctrica se convirtieron en servicios sociales básicos, el desafío actual es permitir el acceso de todos a los servicios avanzados de telecomunicaciones. Acceder a Internet es también igualdad de oportunidades para que nuestros niños se eduquen en el mundo de hoy, para que nuestras micro, pequeñas y medianas empresas encuentren nuevos mercados y posibilidades de intercambio, y para superar el aislamiento geográfico. Los servicios de telecomunicaciones son cada vez más importantes como factor crítico de la competitividad del país.
Mientras en los principales centros urbanos, para los sectores de ingresos altos y medios, los servicios avanzados de telecomunicaciones son un instrumento de uso cotidiano, para la mayoría de los chilenos de ingresos bajos y para quienes habitan en zonas rurales y aisladas, el acceso a Internet es extremadamente difícil. Si bien la telefonía móvil actualmente se encuentra en más del 90% de nuestros hogares, sólo el 25% accede a Internet, constatándose una gran desigualdad entre los segmentos de altos y bajos ingresos. Hoy por hoy, el acceso a los servicios de telecomunicaciones puede profundizar las diferencias sociales, o constituirse en un instrumento para lograr una mayor equidad.
Nuestros esfuerzos de gobierno se centran en tres ejes fundamentales: alcanzar los mayores niveles de equidad en el acceso a los servicios avanzados de telecomunicaciones; incentivar que los mercados de telecomunicaciones logren el máximo desarrollo posible, favoreciendo con ello la competitividad del país; y velar en todo momento porque los derechos de los consumidores sean adecuadamente respetados y estén en el centro del funcionamiento del mercado.
Un marco normativo moderno y flexible
El Chile del 2010 requiere de redes y servicios de calidad disponibles para todos. Es fundamental profundizar la expansión de dichas redes y la incorporación de nuevas tecnologías. La tarea que nos convoca es configurar un círculo virtuoso de competencia, inversión e inclusión que sea sustentable en proveer más y mejores servicios, con equidad. Para ello es indispensable el esfuerzo conjunto del mercado y el Estado.
El mercado, profundizando la competencia entre empresas, aumentando las inversiones y la responsabilidad social. El Estado, por su parte, con la tarea de complementar el esfuerzo del sector privado para lograr que los servicios de telecomunicaciones lleguen a todos los sectores de la población, independientemente de sus ingresos o ubicación geográfica.
Estos desafíos requieren un marco legal adecuado. El cambio tecnológico asociado a la convergencia ha ido dejando en obsolescencia a la regulación sectorial vigente… y al regulador. Por ello es necesario abordar la tarea de perfeccionar la normativa y la institucionalidad de las telecomunicaciones.
Se requiere contar con un marco normativo moderno y flexible, que dé cuenta de las condiciones actuales y futuras del desarrollo sectorial, particularmente asociadas a la convergencia y la oferta de servicios integrados. Este marco regulatorio deberá considerar la expansión y profundización de la competencia como orientación general, para lo cual se requiere dotar al actual de más flexibilidad, a fin de que sean la creatividad y las potencialidades tecnológicas las que impulsen el desarrollo sectorial.
Equidad en el acceso
Complementariamente a lo anterior, es indispensable fortalecer y perfeccionar los instrumentos para permitir que los sectores de menores ingresos puedan acceder a los beneficios de la conectividad. Para ello es preciso que sea atractivo el despliegue de inversiones en aquellas zonas en las que existe déficit, y se requieren de incentivos normativos y/o el aporte subsidiario del Estado.
De igual forma, a fin de lograr efectivamente que las condiciones socioeconómicas no sea un impedimento para obtener equidad en el acceso, es preciso evaluar y desplegar los instrumentos necesarios que posibiliten hacer del acceso a las telecomunicaciones una oportunidad para alcanzar una mayor igualdad.
Consideramos fundamental que el mercado internalice la calidad de los servicios como un elemento de diferenciación, permitiendo a los consumidores optar entre diferentes alternativas de pre-
cio-calidad, en la prestación misma de los servicios y en la atención de sus requerimientos y reclamos. Para ello, es necesario fortalecer los sistemas de información que permitan a los consumidores elegir en forma adecuada.
Las chilenas y chilenos se sienten hoy desprotegidos en relación a su condición de consumidores de telecomunicaciones. Y se requiere asegurar una adecuada protección a los consumidores a fin de evitar abusos por parte de oferentes o proveedores y una eficaz fiscalización del funcionamiento del mercado, para lo cual es necesario fortalecer el diseño institucional.
Nuestra política es clara: más mercado y mejor Estado.
