La banca es una de las industrias que sustentan y facilitan el intercambio comercial entre millones de agentes locales y globales. La escala de sus operaciones se ha multiplicado tanto en el volumen de transacciones, como en la variedad de instrumentos disponibles para personas, empresas y servicios públicos. Sin embargo, lejos de haber llegado a un punto máximo de madurez, la tendencia es que siga creciendo y propagándose a través del uso innovador de Sistemas y Tecnologías de Información, en una relación que potencia las posibilidades de negocio a través de las tecnologías, y que facilita a los usuarios el acceso a estas y a servicios bancarios.
En Chile la infraestructura instalada en STI, en general, es de buena calidad y alta disponibilidad. A pesar de algunos eventos recientes que afectaron la disponibilidad de servicio, parece ser que las áreas de mejora se han trasladado desde la infraestructura hasta los servicios, donde la seguridad de los datos y la variedad de posibilidades de transacciones son características que los clientes de la banca demandan cada vez más.
De esta manera, parece entonces inevitable considerar la incorporación de criptomonedas en el sistema financiero, o fomentar sistemas de pagos y transferencias con dispositivos móviles personalizados y que aseguran las transacciones con códigos QR o SMS, sin tener la necesidad de integrar múltiples claves estáticas y dinámicas. Este último tipo de sistema ya es un medio masivo de pago en grandes y pobladas ciudades chinas, que parece ser muy eficiente y práctico para las transacciones de micro-pagos. Hoy muchos equipos mó- viles cuentan también con validaciones biométricas para su activación, característica que podría funcionar también como clave personal, con el objetivo de mejorar la eficiencia y facilidad de uso de servicios bancarios. Sin embargo, lamentablemente esta funcionalidad se ha incorporado lentamente en las plataformas de banca móvil.
La banca del futuro
Al aventurar proyecciones tecnológicas para la banca del futuro -con alto riesgo de equivocarse-, debe considerarse la evolución de los STI, las tendencias de los consumidores y los marcos legales aplicables. Los STI revolucionan el mercado con una frecuencia cada vez mayor y en períodos más cortos, por lo que se transforma en uno de los factores con mayor incertidumbre.
El dinamismo de la industria STI continuará generando aplicaciones, sensores y dispositivos que permean las actividades humanas y sociales, y que ya se anticipan a decisiones o acciones de los individuos con el desarrollo de la Inteligencia Artificial. Desde el punto de vista de los consumidores, una tendencia importante es que el acceso y democratización a la información aumenta la exigencia y expectativas de los clientes, mientras que la paciencia y fidelización disminuyen, obligando a las empresas a innovar aceleradamente para brindar servicios personalizables. Por su parte, los marcos legales pausan estos procesos de innovación para poder entender y normar su uso, por lo que se necesita de evaluación profunda, tanto en los efectos microeconómicos y financieros, como en aspectos macroeconómicos y sociales que puedan proyectarse en la industria.
El balance entre el uso innovador de STI, la respuesta a clientes más exigentes y el cumplimiento regulatorio en la banca solo se puede conseguir con organizaciones y estados modernos y ágiles. Tanto la innovación y desarrollo, como l a ge ner a c ión de nue vo s productos, es una tarea obligatoria para las instituciones bancarias, mientras que para los estados crece la urgencia de comprender los efectos que trae consigo la información y capacidades tecnológicas que los ciudadanos rápidamente adoptan.
