Ya son más de 120 las personas que han pasado por alguna de las Escuelas de Informática y Ciudadanía (EICs) que Philips ha implementado en el país en conjunto con el Comité para la Democratización de la Informática (CDI), como parte de su filosofía de responsabilidad social, integrada hace más de 25 años. A la fecha, la firma ha creado cuatro escuelas, una para funcionarios internos, otra en La Fundación Niño y Patria y dos más en la Municipalidad de Providencia. En una siguiente etapa, su compromiso apunta a fortalecer estas iniciativas en el tiempo. Para conocer más detalles sobre estos proyectos, conversamos con Ana María Raad, Directora de Estudios y Proyectos de CDI Chile; y Christianne Rocha, Gerente de Marketing Corporativo de Philips.
¿Cómo surge esta alianza entre ambas entidades?
A. Raad: La relación que CDI mantiene con Philips se inició en Brasil por un compromiso que asumió, de manera personal, el entonces presidente de la compañía para Latino-américa, el que luego se traspasó a toda la organización. En una primera etapa, Philips implementó las escuelas y ahora en la segunda fase se abocará a fortalecerlas, lo que demuestra que está realmente comprometido con el proyecto y su objetivo final: disminuir la brecha digital. Además, ahora está ayudando a CDI en el financiamiento de un banco de conocimientos, donde la idea es que las experiencias que se dan en estas escuelas se compartan en una Intranet.
¿Cuál es el compromiso de Philips en esta segunda etapa del proyecto?
C. Rocha: La idea es que las escuelas sigan funcionando y cada tres meses ingrese un nuevo grupo. En el caso concreto de la EIC interna de Philips, como no somos tantos funcionarios y ya hemos graduado a más de 60, la abrimos también a familiares y pretendemos extenderla a otras empresas o clientes a fin de aprovechar los recursos instalados.
A. Raad: Las escuelas cada vez deben depender menos del CDI, porque el modelo está enfocado a que sean autosustentables y auto-gerenciadas, es decir, que aprendan a optimizar las capacidades instaladas y que no representen un gran gasto para la organización que las creó, para lo cual invertimos tiempo y recursos humanos en seguir capacitando a los voluntarios.
¿Existe alguna medición final del impacto positivo que han tenido las EICs?
A. Raad: La evaluación es un proceso de gestión, no es sólo algo que se mide al final, sino que en todas las etapas, desde que se escoge a la organización que va a sostener la escuela y al equipo que trabajará allí, pasando por el proceso de capacitación, hasta la apertura de la escuela. Además, aplicamos encuestas para conocer su grado de satisfacción de los cursos y a veces contamos con financiamiento extra para hacer evaluaciones de impacto más profundas.
C. Rocha: Hay casos donde realmente se ve que la escuela ha generado un cambio, mejorando la calidad de vida y esto quizás no se puede medir en forma tangible.
¿Cómo ha penetrado el tema de responsabilidad social empresarial en el país?
A. Raad: En Chile se ha avanzado mucho en discursos sobre responsabilidad social empresarial, pero el gran desafío es concretar eso en acciones. Aún falta para que las compañías consideren los recursos destinados a la sociedad civil no como una inversión en su marca, sino como un compromiso real y en este sentido Philips ha mostrado liderazgo. Lleva años ocupándose del tema y lo ha integrado en todos sus niveles, siendo también una de sus diferencias en el mercado.
Noviembre de 2004