¿Qué pasó con la innovación en el nuevo Ministerio de Ciencia y Tecnología?

Existe una clara decepción en distintos segmentos, especialmente académicos, por la no inclusión de la innovación en el nuevo Ministerio de Ciencia y Tecnología, aun cuando se sabe de la importancia que esta tiene como política pública desde hace años en Chile y cuando existe pleno acuerdo de que es un eje fundamental para el crecimiento de las naciones.

Publicado el 28 Feb 2017

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Fernando Benavides.

Ya conocimos la noticia respecto de la promulgación de la ley para crear un Ministerio de Ciencia y Tecnología. Es claro que se trata de un anuncio esperado desde hace mucho tiempo por los especialistas en la materia y por un significativo grupo de profesionales que sabe que muchos procesos de articulación y trabajo pueden estar estancados por políticas ineficientes y poco integradas con otras disciplinas. Es positivo, entonces, que exista un estamento público para hacerse cargo del fomento de esas mismas políticas, ahora enfocadas en ciencias y tecnología de largo plazo y continuas.

Existe, sin embargo, una clara decepción en distintos segmentos, especialmente académicos, por la no inclusión de la innovación en este nuevo organismo. Inicialmente, era un Ministerio de Innovación, Ciencia y Tecnología, pero por algún motivo, poco claro aún, no se sabe por qué la innovación quedó fuera de esta nueva estructura. Sin información se puede concluir que es un error no incluirla como un eje fundamental. Eso, cuando se sabe de la importancia que la innovación tiene como política pública desde hace años en Chile y cuando existe pleno acuerdo de que la innovación es un eje fundamental para el crecimiento de las naciones. Por ello, es válido preguntarse si la innovación es un asunto tan clave como la ciencia y la tecnología.

Una desconexión

La innovación se alimenta del desarrollo de las ciencias básicas y exactas, y esto permite, y está demostrado, que es pieza clave en el proceso de construcción de nuevas tecnologías, como también es cierto que los profesionales que lideran el trabajo de ciencias no son los que promueven las innovaciones que llegan al mercado. A veces pueden estar unidos, pero en la mayoría de los casos son perfiles distintos, con diferentes objetivos y capacidades; movilizados por distintas motivaciones y con una concepción distinta del mundo y la realidad. Muchos hombres de ciencias no se relacionan de la mejor forma con los encargados de promover las innovaciones. En palabras sencillas, existe una desconexión entre estos dos ámbitos.

Con todo, cuando no se integra la innovación a este nuevo estamento se aumenta esa misma desconexión. Es más, si algunas reparticiones gubernamentales, especialmente de regiones, dedicadas a la innovación, no han sido consideradas, la articulación puede finalmente no ser todo lo eficiente y eficaz que se busca con este ministerio. Por ahora, nada más queda esperar para conocer más información y lograr entender el proyecto de manera completa y tener la esperanza que la innovación no quede rezagada una vez más.

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Redacción

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