Software como un Servicio (Software as a Service – SaaS) es una tendencia impulsada fundamentalmente por los vendedores de software, para los cuales resulta tremendamente atractiva, pues implica pasar de un modelo de venta a uno de arriendo, con ingreso constante. La gran relevancia que está tomando se basa principalmente en tres factores: ubicuidad del acceso rápido a Internet (banda ancha), adopción de dispositivos móviles y del browser web como front-end de aplicaciones, y reticencia de los clientes a seguir actualizando versiones continuamente, por la sensación de que “lo que tengo es suficientemente bueno”.
Para los clientes, las ventajas de SaaS son evidentes: acceso a la aplicación inmediato y desde cualquier punto donde haya una conexión de Internet, sin instalación; outsourcing del mantenimiento y actualización de la plataforma al proveedor de SaaS, con la posibilidad de garantía de disponibilidad mediante un SLA; y de probar la aplicación antes de comprar, sin necesidad de convertir esa prueba en un proyecto interno complejo.
Sin embargo, este modelo genera, por una parte, el problema para los creadores de software de mantener el flujo de licencias mediante la venta de nuevas versiones, y por otra, las condiciones tecnológicas para la aceptación por parte del usuario de aplicaciones remotas con mínima instalación. Cuando ambas condiciones se combinan, tenemos a los vendedores de software impulsando SaaS por ser un modelo de flujo de ingreso estable, y a los usuarios satisfechos por contar con aplicaciones disponibles en todas partes y sin mantenimiento.
Es importante entender la diferencia entre un ASP y SaaS. Aunque muchos ASP modificaron sus aplicaciones para hacerlas accesibles desde Internet, SaaS fue pensado desde el minuto cero para operar en Internet.
¿Cuáles son los ‘pero’ que trae consigo?
Una característica fundamental de una aplicación corriendo como SaaS es que todos los datos están almacenados remotamente, por lo que la seguridad de la información del usuario depende de la eficacia de implementación de la política de seguridad del proveedor de SaaS.
Asimismo, cualquiera sea la plataforma de SaaS elegida, tiene que existir una manera de extraer todos sus datos y relaciones en cualquier momento, aunque sea en una forma tan trabajosa como conseguir una copia de las tablas de la base de datos. Si no existe una estrategia de salida, sin importar las ventajas en el corto plazo, el vendedor tiene todas las ‘cartas’ para cambiar la política de acceso o precio, sabiendo que el costo de reconstruir los datos es tan alto que el usuario no tiene otra alternativa que quedarse en la aplicación.
Se debe tomar en cuenta también que muchas de estas aplicaciones no tienen un modo offline, por tanto, si un usuario se encuentra en una habitación de hotel o en un lugar remoto sin conexión fiable de Internet, se verá imposibilitado de trabajar con una aplicación SaaS.
Finalmente, no es menor el hecho de que en Latinoamérica en general no existe cultura del arriendo. El cambio de paradigma en los CIOs es la barrera a vencer por los proveedores de este sistema, quienes tienen que garantizar un bajo costo de ingreso y, sobre todo, de egreso del servicio para disminuir el riesgo para los gerentes de informática.
En este momento SaaS es una tendencia creciente con gran impulso y algunos casos de éxito, siendo el más conocido Salesforce.com
Si llegó para quedarse es difícil saberlo, pero todo indica que no es una moda. Según IDC, el 10% de las aplicaciones corporativas a nivel mundial para el 2009 se ocuparán usando este modelo.
En Chile, se anunció que para el 2011 este sector será el segundo con mayor crecimiento, acercándose al 16% en una industria que crece poco menos del 10% anual.
Que SaaS sea igualmente atractiva para los usuarios -como lo es para los vendedores- depende de que también estos últimos entiendan la necesidad de los primeros de tener acceso a sus datos de manera íntegra, con sus relaciones y metadatos.
Desde el punto de vista del usuario, la información contenida en una aplicación corriendo en modo SaaS tiene que ser capaz de sobrevivir al contrato de uso de la aplicación.