Pablo Arancibia.
¿Los gerentes son conscientes de las pérdidas que el fraude puede generar en sus organizaciones?
En general, y de acuerdo a nuestra experiencia, el grado de conciencia en niveles gerenciales en el medio local es razonablemente amplio y con una profundidad adecuada, pero suele estar directamente relacionado con el grado de sofisticación de la organización, su estructura y el nivel de exposición e intercambio al que sea sometida.
La falta de conciencia, a todo nivel, no solo gerencial, es tan perjudicial como el exceso de confianza; el hecho de contar con estrategias y programas antifraude “en el papel” sin un mínimo de sustancia que los apoye es tan malo, y a veces peor, que autoconvencerse de que “a esta compañía nunca le pasará” y no hacer absolutamente nada.
¿Qué sectores son los que están más expuestos?
Hoy no estamos en condición de aseverar fehacientemente que hay sectores o industrias específicas que sufran un grado mayor de exposición o que tengan mayor propensión a experimentar actividades fraudulentas, pero sí se nota mayor percepción mediática respecto de ocurrencias en el sector público y en la banca. Esta última ha tenido mayor cantidad de casos principalmente asociados al aumento de uso de plataformas móviles y la interfaz/ interrelación con redes sociales.
¿Está creciendo el fraude o hoy estamos más conscientes de su existencia?
Un poco de ambas afirmaciones: mayor sofisticación tecnológica en plataformas operacionales trae como consecuencia incrementos similares en la sofisticación de aquellos que intentan vulnerarlas. Del mismo modo la inmediatez y alcance de las comunicaciones actuales permiten mayor grado de exposición, y de forma más rápida, respecto de casos detectados, denunciados e investigados.
¿Observamos hoy en las empresas medidas efectivas para prevenir el fraude?
Actualmente las organizaciones tienen a su alcance muy buenos programas preventivos, así como también mejores y más profundas soluciones tecnológicas, pero necesariamente deben estar acompañadas de concientización y educación a todo nivel dentro de estas.
¿Qué grandes retos se deben enfrentar en proyectos de gestión del fraude?
Factibilidad técnica, recursos disponibles, conciencia de los colaboradores, y voluntad de implementación y de tomar acciones correctivas ante detecciones.
¿De qué modo la tecnología puede ayudar?
Incorporando herramientas mitigatorias como análisis de data histórica, elaboración de tendencias, controles automáticos robustos, utilización de bots para análisis y detección. Las soluciones de detección y prevención de fraudes permiten una respuesta rápida y mejor prevención.
¿Cómo aporta la tecnología a la “carga” que tienen los profesionales de riesgo?
Modifica los énfasis, optimiza la focalización de esfuerzos, permite analizar mayor cantidad de data y transacciones. No disminuye la carga, pero la hace más eficiente y focalizada.