Entrar al edificio del coworking e incubadora de proyectos Cubo Itaú, en Sao Paulo, es como dar un salto al futuro. En la entrada de la construcción -ubicada en las cercanías del barrio financiero de la ciudad-, se asoma una electrolinera, lista para recargar vehículos eléctricos; y un dispositivo de reconocimiento facial es el encargado de decidir quién puede circular libremente y quién debe registrarse en la recepción coronada por pantallas de televisión.
Sin embargo, al ingresar al edificio donde hoy se desarrollan 55 startups residentes, es fácil darse cuenta de que lo que más importa son las conexiones. Pero no las electrónicas, sino las de las personas, donde la diversidad es el elemento que aglutina.
“Cubo es un lugar donde distintas personas se conectan. Emprendedores con otros emprendedores, emprendedores con inversionistas, con universidades y con grandes empresas, para hacer una cosa: generar valor para todo el mundo”, explica el director del centro, Flavio Pripas, mientras camina por los pasillos del edificio, donde hay miles de tarjetas de presentación repartidas en paredes y ascensores a la espera de un “match”, de un nuevo negocio.
El director de innovación de Itaú (y también responsable de Cubo), Lineau Andrade, agrega: “Aquí las startups son visitadas por grandes empresas de diferentes rubros (educación, agroindustriales, recursos humanos, financieras) que se interesan por los servicios y aplicativos que se desarrollan acá”.
Actualmente hay 55 startups residentes y unas 250 personas trabajando en Cubo. Más de 850 startups han sido apoyadas por esta iniciativa desde su creación, en 2014. Para incorporarse a Cubo, es requisito tener un producto desarrollado, un modelo de negocios en marcha y sus primeros clientes.
“En los casi tres años de operación de Cubo, sabemos exactamente cómo ayudar: fomentando el trabajo colaborativo y poniendo clientes frente a las startups”, añade Pripas.
A la fecha, las startups residentes facturaron más de US$ 53 millones y generaron más de 3 mil puestos de trabajo. Más de 200 negocios surgieron entre grandes empresas y las startups albergadas por Cubo.
En conjunto, las residentes de Cubo ya recibieron más de US$ 40 millones en inversiones de empresas que creyeron en sus modelos de negocio.
En agosto de este año, el centro de coworking se trasladará a un nuevo edificio que cuadruplicará su espacio, donde habrá más de 1.250 residentes trabajando (hoy hay 55) y circularán más de 2 mil personas diariamente (hoy lo hacen 650 personas al día).
“Este nuevo Cubo pretende ser uno de los centros de emprendimiento digital más grandes en el mundo. Queremos ser el referente del emprendimiento tecnológico en América Latina”, detalla Andrade.
Cubo, a través de su plataforma digital, también está abierto para que startups de otras nacionalidades, incluidas las chilenas, puedan postular, trabajar y hacer negocios desde sus instalaciones. Ya hay más de 250 empresas que están haciéndolo.
“Estar acá les permite conocer antes las grandes novedades tecnológicas, porque estamos en contacto permanente con la innovación, y eso es una ventaja importante respecto de la competencia”, agrega Andrade.
El ejecutivo destaca además que Cubo es una atractiva plataforma de entrada para que las startups tecnológicas de otros países puedan abordar el mercado brasilero y sus 200 millones de habitantes.
