Hoy día, las Tecnologías de Información y Comunicaciones constituyen el motor fundamental de la globalización y han acelerado la velocidad con que se transmite, almacena y procesa la información. Por una parte, esto ha permitido el desarrollo de una nueva revolución, que hemos denominado Sociedad de la Información o del Conocimiento; y por otra, la aparición de nuevos servicios y aplicaciones, no sólo en el campo específico de las Tecnologías de Información y Comunicaciones, sino en forma transversal en todo el quehacer de nuestra sociedad.
En efecto, fenómenos como Internet permiten a las personas y organizaciones crear comunidades, dar a conocer y recoger información con costos cada vez más bajos. De este modo, hoy se afirma que estar fuera de Internet es estar fuera de lo que sucede en el mundo y, por esa razón, los países buscan masificar el acceso a dicha Red para superar la brecha digital.
No es difícil constatar que la brecha digital va acompañada de una brecha social, económica y cultural. Por lo tanto, entre los mecanismos para superarla se debe observar con prioridad lo que podemos hacer en educación, desarrollo económico y acceso a la tecnología.
Definitivamente, buscamos convertir las Tecnologías de Información y Comunicaciones en una herramienta de inclusión y evitar que ellas constituyan una más de las tantas exclusiones que sufren las personas en nuestras sociedades.
Uno de los grupos de personas tradicionalmente excluido en nuestras sociedades corresponde a los discapacitados. Ellos han descubierto que la existencia de redes como Internet les ayuda a dar a conocer sus aspiraciones, demandas y su realidad. Así pueden contar con una herramienta para cambiar la actitud del resto de la sociedad frente a ellos.
¿Cómo lograr la inclusión?
Puesto que las TICs impactan positivamente áreas de especial relevancia para la discapacidad, tales como salud, aprendizaje, trabajo, comunicaciones, entretención, información y todos los otros aspectos de la vida cotidiana, creemos firmemente que tenemos una oportunidad de usar estas tecnologías como una forma efectiva de inclusión de un grupo relevante de personas, que tienen los mismos derechos y deberían tener las mismas posibilidades que el resto de nuestros ciudadanos.
En Latinoamérica, los discapacitados enfrentan un entorno que no está habilitado para acogerles. Los sistemas educacionales, el trabajo e incluso el entorno urbano les son hostiles o al menos limitantes. Ello ha conducido a la exclusión del mundo de la educación y del trabajo, limitando seriamente sus posibilidades de desarrollo como personas, lo que a su vez nos hace verles como extraños, promoviéndose de esta forma la exclusión. Consideremos, además, el efecto que aquello puede tener en el entorno familiar de las personas con alguna discapacidad.
Estamos convencidos de que la mirada correcta no es la del asistencialismo, sino la de la participación y el trabajo conjunto, en que las personas con discapacidad pueden ser sujetos del cambio del entorno, para lograr su inclusión.
En Chile, las políticas sociales de los gobiernos de la Concertación, han incluido la Integración Social de las Personas con Discapacidad. Se ha aprobado una ley marco y el Fondo Nacional de la Discapacidad, FO-NADIS, busca implementar las políticas para eliminar las barreras materiales, sociales e institucionales que puedan frenar la inclusión plena de este sector de la población.
Sabemos que en Iberoamérica se llevan adelante otras iniciativas en relación con este tema. Creemos que trabajando en forma cooperativa, incorporando en la discusión y difusión a las personas con discapacidad, se podrá construir un todo de mejor calidad y más efectivo.
No podemos quedarnos en las políticas ni en las leyes, debemos llevar adelante acciones concretas ahora. En este sentido, las TICs nos ofrecen oportunidades maravillosas que debemos saber descubrir, adaptar, apropiar y utilizar para el beneficio de este sector de nuestra sociedad.
Aprendamos a considerar la diversidad. En Latinoamérica no sobra nadie.
Diciembre de 2004