Francisco Brieva, Decano Facultad de Ciencias Físicas y Matemáticas Universidad de Chile: “La innovación debe ser una actitud social capaz de responder a estímulos básicos de la economía”

Con más de 150 años de historia, la Facultad de Ciencias Físicas y Matemáticas de la Universidad de Chile se caracteriza por cultivar y desarrollar ciencias básicas de la ingeniería y aplicaciones tecnológicas, lo que la convierte en una institución atípica en su género, transformándose en un referente académico obligado en materia de innovación. Este es un tema donde, a juicio de su Decano, el Ingeniero Civil Electricista y Ph.D. en Física Nuclear de la Universidad de Oxford, Francisco Brieva, el país posee debilidades estructurales y en el cual aún falta desarrollar una verdadera actitud innovadora que permita competir globalmente.

Publicado el 31 May 2008

uchile1

Con más de 150 años de historia, la Facultad de Ciencias Físicas y Matemáticas de la Universidad de Chile se caracteriza por cultivar y desarrollar ciencias básicas de la ingeniería y aplicaciones tecnológicas, lo que la convierte en una institución atípica en su género, transformándose en un referente académico obligado en materia de innovación. Este es un tema donde, a juicio de su Decano, el Ingeniero Civil Electricista y Ph.D. en Física Nuclear de la Universidad de Oxford, Francisco Brieva, el país posee debilidades estructurales y en el cual aún falta desarrollar una verdadera actitud innovadora que permita competir globalmente.

¿Qué capacidad de innovación poseemos como país?
La innovación tiene que ver con la capacidad de crear una solución, proceso o producto específico que permita agregar valor económico al final de la cadena de acciones. En ese sentido, creo que tenemos debilidades estructurales importantes en esta materia, ya que no aprovechamos el conocimiento como herramienta productiva. En cambio, de acuerdo a nuestras características económicas centradas en los recursos naturales, nos hemos enfocado demasiado en el desarrollo y aprovechamiento de las materias primas como medio para hacer crecer el país. Pero nuestro nivel de sofisticación -entendido como la capacidad de entregar conocimiento a productos o procesos- para competir con nuevos mercados es bajo. Es importante también saber diferenciar la innovación de la creatividad, que es una actividad intelectual que busca romper el misterio o descubrir la novedad, pero sin un propósito ‘a priori’ específico.

¿Dónde radica el principal problema en materia de innovación en Chile?
La innovación debe ser un conocimiento, un entrenamiento y una actitud social capaz de responder a los estímulos más básicos que poseen nuestras economías. En ese sentido, no hemos logrado desarrollar una sociología capaz de romper aquellos caminos previamente señalados. Es así como en los últimos cinco años se ‘ha puesto sobre la mesa’ la necesidad de generar nuevos espacios, porque los antiguos tienden a saturarse. Claramente nos falta desarrollarnos como sociedad innovadora y con ello construir una actitud innovadora: no hemos sido educados en ambientes donde se valore el esfuerzo y trabajo duro, y tampoco somos capaces de arriesgarnos y reponernos. Más bien, nos resumimos como una sociedad ‘chaquetera’, que es un claro defecto que se constituye hoy como la negación de la innovación.

¿Cuáles son los mayores desafíos? ¿Cómo logramos superar esta carencia?
En Chile existe una falta de profesionales TI asociados a la alta gestión tecnológica que permitan contar con RRHH más competentes en materia de innovación. El objetivo debería apuntar a lograr una capacidad de convocar a expertos de otras latitudes que pudiesen compartir y traspasar sus conocimientos, y a su vez, que nos permita aprender ‘in situ’ de sus habilidades. En este sentido, existe el reto de incentivar la movilidad internacional de los estudiantes, a fin de que éstos puedan sentirse parte de una experiencia mayor, mejorando así su escala de valores. Falta, además, consolidar un nivel de inversión más acorde a lo que se quiere lograr en este tema, es decir, aunque sea una cantidad no muy alta, al menos sistemática. Con ello el alumno se siente motivado por el proceso de aprender, y éste no se transforma sólo en una obligación.

¿Cuál es el beneficio concreto para el país al incentivar la innovación?
Fundamentalmente, la capacidad de crecer de manera rápida y sostenida. Si pudiésemos lograr y focalizar de manera importante el rol y el esfuerzo de las personas a actividades que generan nuevos impactos económicos, la capacidad de desarrollo aumentaría de manera notable. Ahí está una de las claves para comprender la tasa de crecimiento: si se logra mantener un 8% anual, con el proceso de innovación sostenido dicha cifra se podría multiplicar en un espacio de entre 10 y 15 años. Chile tiene las mismas capacidades intelectuales y opciones de otros, pero desde el punto de vista de innovación, no brillamos demasiado. Por eso resulta interesante ver ejemplos de países pequeños como Finlandia, Nueva Zelanda y Australia que han mostrado estilos abiertos, capacidad de romper sus trabas intelectuales, junto con altos grados de flexibilidad, disciplina, esfuerzo, trabajo y aptitudes para crecer.

¿Es posible entonces relacionar la innovación con aspectos como productividad y eficiencia?
Hoy existe una cercanía real de la academia al sector industrial, pero también destacaría que hay una aproximación de éste hacia el mundo universitario, desarrollándose una convergencia sana entre ambas partes. Ello está motivado tanto por una necesidad del área académica de centrar su quehacer, y no divagar simplemente, y por otro lado, el empresariado busca acceder al conocimiento y tornarse más competitivo. Nuestra meta es lograr una combinación de la investigación básica con la industria productiva a fin de generar resultados concretos, prácticos y eficientes en términos económicos. Una de las características de esta facultad, es que al estar presente fuertemente en el ámbito tecnológico, el conocimiento básico logra tomar forma e influir en las soluciones de problemas prácticos.

¿Cuál es su contribución concreta al desarrollo de la innovación?
En esta facultad nos abocamos principalmente a abrir nuevas oportunidades para nuestros estudiantes, entregando formación profesional, altos grados de motivación e incentivos, y una reestructuración permanente de la malla curricular de acuerdo a la dinámica actual. Además, contamos con un fuerte cuerpo docente cercano a los 200 académicos de jornada completa -y otros 300 part time-, con un amplio currículo y capacidad competitiva. Pero al mismo tiempo tenemos 4.000 alumnos que se encuentran entre los mejores puntajes de selección, lo cual nos obliga como entidad académica no sólo a entregar una sólida formación educacional, sino que además a incorporarlos en un proceso de creación profesional. Eventualmente esta estrategia nos permitiría contar con una fuerza de trabajo potencial de 4.200 personas, y ya no tan sólo de 200, eliminando esa brecha tradicional que divide a profesores y estudiantes.

¿Qué otros ejemplos más específicos puede señalar?
La facultad ha recibido mayoritariamente financiamiento estatal a través de fondos concursables que permiten generar centros denominados Milenio o Fondap, que reciben aportes sobre US$1 millón anuales a fin de realizar avances e investigaciones, relacionándose con el entorno. Es así como contamos con distintos grupos, que van desde la Astrofísica y Biotecnología, hasta centros de estudios avanzados como Ciencias de los Materiales, Sistemas Complejos de Ingeniería (que incluyen gestión de operaciones, energía y transportes) y, en particular, tenemos el Centro de Modelamiento Matemático, entre otros. Además, nuestra propuesta innovadora se basa en abrir la facultad a la gente: es así como durante el Verano tuvimos a niños de entre 10 y 12 años, junto con más de 2.500 estudiantes de educación media participando de diferentes actividades y talleres de innovación para aprender diferentes cosas.

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Redacción

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