Ya nos hemos dado cuenta de que la tecnología avanza a pasos agigantados. Hace cinco años los celulares servían sólo para enviar mensajes de texto y realizar llamadas y hoy, en estos pequeños aparatos, podemos literalmente controlar cada aspecto de nuestra vida. En apenas una década pasamos del computador de escritorio a un tablet PC, ultra liviano, transportable y “todo en uno”. Ya no parece una locura pensar en el hogar y automóvil completamente automatizados y conectados a la red. Y si bien una casa o un auto con estas características podrían facilitar la vida en el día a día, también podrían generar molestas dificultades que nunca estuvieron contempladas.
Hoy estamos acostumbrados a escuchar de ataques de virus y malware a nuestros computadores y la mayoría también sabe que la mejor solución para ello es contar con un buen software antivirus. Pero esta fórmula todavía no la hemos internalizado con otros aparatos como los celulares inteligentes, los autos con acceso a sistemas de GPS y los televisores con conexión a Internet, que poco a poco comienzan a llegar al mercado chileno.
Por ello hay que tener en cuenta que a medida que el número de máquinas y electrodomésticos con capacidad para conectarse a Internet o a cualquier otro dispositivo que pudiera generar un riesgo (como los ya tradicionales pendrives) aumente, igualmente lo hará el número de amenazas a las que nos enfrentemos.
Ya ha quedado demostrado que cada día los piratas informáticos invierten una mayor cantidad de recursos para descubrir las vulnerabilidades de cualquier nuevo sistema que salga al mercado, por lo que el gasto en productos que protejan de estas amenazas también debe aumentarse. Estudios demuestran que el próximo gran blanco de los virus y malwares serán los teléfonos celulares. A nivel mundial cada vez toma más relevancia la investigación sobre seguridad móvil. Ejemplos claros de esto están en las conferencias Black Hat y Defcon realizadas en Las Vegas.
Avanzando a la misma velocidad
La gran ventaja de los smartphones, y que ha hecho que se conviertan en instrumentos indispensables para muchos, es el gran número de tareas que se puede realizar con ellos: enviar correos, revisar las redes sociales, realizar transacciones bancarias, etc. No obstante, es eso mismo lo que se transforma en su principal amenaza, pues atrae el interés de los programas espías, virus y hackers que ven en ellos una mina de oro de información confidencial que puede ser sustraída con facilidad, debido al aún escaso uso de sistemas de seguridad desarrollados.
No basta con protegernos de las amenazas existentes. Hoy debemos conseguir que la seguridad de los distintos sistemas avance a la misma velocidad que lo hace la tecnología; todo un desafío para los nuevos tiempos de conexión. Aunque bien vale la pena recordar que siempre el primer antivirus/antimalware de la línea de defensa, somos no-sotros.