Alrededor de todo el mundo existen grupos SPIN (Software Process Improvement Network), clase de asociación que en nuestro país es conocida como SPIN-Chile y que conforma una red de empresas, universidades y profesionales que buscan fomentar y promocionar el mejoramiento del proceso de software, a través de la incorporación de las mejores prácticas. Para conocer en profundidad los objetivos de esta entidad y abordar el panorama actual en materia de calidad de desarrollo de soluciones, conversamos con Marisol Meneses, Presidenta de esta agrupación.
¿Cuáles son los principales objetivos de esta organización?
Principalmente, estudiar, investigar, difundir y potenciar la integración de las mejores prácticas de la industria de software, para lo cual mantenemos un espacio de debate entre los participantes e impulsamos la cooperación. Pretendemos también transferir experiencias de mejoramiento y contribuir a la disminución de la brecha, entre la preparación requerida por la industria de software y la entregada por las universidades a los profesionales del área, para lo cual ofrecemos la oportunidad de conocer y capacitarse en metodologías de desarrollo.
¿Cuáles son los errores más comunes en los procesos de desarrollo locales?
El desconocimiento respecto al aporte y ahorro que puede significar la mejora de los procesos de desarrollo es generalizado, siendo considerados los recursos que se destinan a calidad de software como un gasto y no como inversión. Por otra parte, falta educación hacia el cliente y los usuarios respecto a su responsabilidad en el proceso de desarrollo y mantención de software, por ejemplo, en la definición de buenos requisitos y en la validación oportuna de su cumplimiento.
¿Qué rol desempeña la interacción universidad-empresa para lograr una mejor calidad?
Es de gran relevancia que el sector académico transmita a sus alumnos los conceptos de calidad de software desde el principio, ayudándoles a formalizar un modelo mental orientado al trabajo colaborativo. Cuando un profesor exige cumplimiento de plazos y no se preocupa del proceso, está contribuyendo a forjar un profesional que privilegiará los resultados sobre éste, es decir costos por sobre calidad. Todavía falta cultura en el mercado para valorar lo que implica la calidad, ya que sólo hay un número reducido de empresas certificadas o evaluadas, pues se privilegia la rentabilidad en el corto plazo. Sin embargo, la incorporación de este tema como meta en la Agenda Digital del Gobierno necesariamente va a impulsar su mayor difusión.
¿La apertura económica potenciará la demanda por certificación en estándares?
Con los TLCs, si no podemos ofrecer los niveles de calidad requeridos no podremos competir. Además, al estar abiertas las puertas del país a competidores que trabajan con calidad y, por ende, con precios más competitivos, éstos pueden utilizar a nuestro país como plataforma hacia el resto de Latinoamérica, lo que va en desmedro de la industria nacional de software. Finalmente, el contar hoy con un proceso definido y certificado se está convirtiendo en un requerimiento del mercado y será un elemento de calificación para vender al Estado chileno y a las grandes corporaciones. Incorporar buenas prácticas al proceso de desarrollo implica reconocer la experiencia de la industria, y, por ende, abrir espacios para la creatividad.
Septiembre de 2004