Por Lisette Barrios, Financial Manager de NTT Chile.
¿Qué significa lograr equilibrios en los equipos humanos dentro de las organizaciones? Lo cierto es que la diversidad debiese ser parte del ADN de cualquier nación y debería ser un objetivo básico atingente a las culturas organizacionales del siglo XXI. Entonces, ¿por qué nos cuesta tanto avanzar en este ámbito y en sectores como la tecnología?
Una reciente encuesta de 2021 de la consultora Harvey Nash/KPMG CIO señaló que apenas el 11% de quienes lideran en cargos altos en la industria tecnológica son mujeres, a la vez que la fuerza de trabajo femenina apenas cubre la quinta parte de los equipos de Tecnoogías de Información (TI).
Dichas cifras demuestran las brechas que hoy estamos experimentando, situación que es contraria al tratarse de un sector que justamente se ha caracterizado por ser disruptivo, por producir importantes cambios a nivel social.
Hoy más que nunca se requiere de nuevos talentos y son las mujeres quienes podemos proveer de nuevas ideas, conceptos y puntos de vista que en otros contextos se han integrado con mucho éxito a la creatividad y capacidad de los hombres.
Sin duda, la creatividad no tiene género. En pocos años hemos visto una irrupción relevante de mujeres en el cine y en la política, además de movimientos que no se veían desde las manifestaciones sufragistas de 1915 en la ciudad de Nueva York. Hemos avanzado, pero hoy se requiere de políticas públicas y cambios culturales que promuevan el acceso a espacios en igualdad de condiciones tanto para el género femenino como el masculino.
El sector tecnológico está cambiando y desde sus inicios tuvo importantes precursoras. Ada Lovelace es considerada como la madre de la programación, ya que desarrolló el primer algoritmo de la historia. También está Frances Allen, que, desde su incorporación a IBM en 1957, hoy es catalogada como una de las pioneras en el campo de la automatización.
Conmemorar a la mujer en el mes de marzo no debiese ser sólo motivo de saludos o reconocimientos, sino más bien un llamado prioritario a la acción.
Esto significa promover espacios de preparación para la mujer, incluso, desde la primera infancia a través de un reforzamiento cognitivo y discurso que visibilice al género femenino desde una perspectiva de mayor empoderamiento y con ejemplos concretos acerca de sus logros, en distintas etapas de la historia.
Ser mujer una mujer del mundo tech ha sido un cúmulo de grandes satisfacciones, pero también soy consciente de las brechas que poco a poco se han acortado. Es clave promover cambios que sean duraderos y sobre instancias de colaboración donde hombres y mujeres sean vistos y tratados como reales pares, colegas dedicados a la resolución de nuevos desafíos.
Las mujeres somos indispensables para el sector tecnológico y cualquier otro. Somos motores que hemos aportado al desarrollo de innovaciones que han modificado la vida de la sociedad en general. La meta es que tenemos que estar realmente convencidas de nuestras capacidades haciéndolas notar. Por ello, cuando pensemos en el futuro, en nuestros de espacios de acciones profesionales y laborales, miremos sin límites y hagamos visible los aportes que lideramos y hacemos en el día a día.