Por Marcio Aguiar, Director de NVIDIA Enterprise Latinoamérica.
A pesar del recelo de muchos de que la Inteligencia Artificial (IA) tome el lugar de creación de los humanos, al aumentar su capacidad de creatividad e imaginación, estas herramientas han contribuido, y mucho, a que artistas puedan dedicarse a lo que hacen mejor: ¡hacer buen arte!, por supuesto.
Un término que se volvió popular en los últimos años es el de “ocio creativo”. Este estado humano, estudiado y detallado por pensadores como el sociólogo italiano Domenico De Masi, describe un estado en el que no se está realmente ocioso, sino abierto a posibilidades de creación, enfocado totalmente en una actividad que incentiva la imaginación, algo que está separado del ajetreo cotidiano de tareas vinculadas al trabajo, al cuidado de la casa, a pagar cuentas, etc. Este es un estado difícil de lograr, en tiempos tan atribulados e inundados de información, pero muchos artistas de la actualidad lo están alcanzando gracias, justamente, a la Inteligencia Artificial.
Conocidas como IA creativas están lejos de quitarle el trabajo a los artistas, sean del área que fuesen (literatura, música, cine, etc.), aunque automaticen diversas actividades y hasta generen la ilusión de motivación en la creación de diversas obras de arte. En realidad, la palabra clave es justamente la motivación. Por mejor que sea una IA, toda su motivación, por más que parezca lo contrario, se deriva de quien la desarrolló. Es decir, ella no organiza una obra maestra por su propia iniciativa, voluntad o imaginación, sino viaja por patrones que considera positivos para crear algo. Algo creado por una IA puede ser bellísimo, pero la IA no entiende por qué lo hizo. No hay un mensaje a comunicar por la IA, sino que hay un mensaje que está siendo comunicado por el artista que la utilizó para crear la obra.
Un ejemplo claro de eso está en la creación de contenido para programas de entretenimiento. Las IA de distintas compañías de streaming, por ejemplo, identifican tendencias, estudian recepción y comportamiento al generar guiones que pueden provocar algo muy interesante y divertido, pero trabajan con el objetivo de atender a deseos y urgencias humanas, o sea, ni siquiera en este caso la motivación es de la IA.
Aún más importante que eso, las IA están ayudando al arte, y mucho, haciendo posible la subversión de conceptos, facilitando la creación, extrapolando detalles, automatizando trabajos “manuales” dentro del cotidiano artístico, dando voz a los que tienen imaginación y un mensaje, pero no la habilidad con una determinada herramienta de arte y ahorrando trabajo al artista, independiente del rubro, para que se dedique a su ocio creativo. Hoy el artista puede dejar a la máquina trabajando en lo que es secundario de su creación, mientras él organiza la motivación, el rompecabezas del mensaje y el sentimiento que quiere transmitir.
Ejemplos muy claros de esto son artistas como el alemán Mario Klingemann. Conocido por su trabajo que involucra redes neuronales, códigos y algoritmos, Klingemann utiliza todo el potencial de la IA y de Machine Learning para crear puntos de vista artísticos, con obras que discuten el sentido que el espectador le da a una obra, e incluso posibilita mostrar cómo las percepciones cambian con la perspectiva.
Como miembro de una empresa pionera en el uso de la IA, siempre comprendí que esta tecnología venía para sumar, no sustituir. Es lo que vemos en nuestra plataforma NVIDIA Canvas, por ejemplo. En ella, los creadores pueden diseñar de forma simple, pues la IA les proporcionará detalles, profundidad, realismo y calidad de imagen de forma automática, pero es el creador quien decide lo que quiere representar y el mensaje a ser transmitido, incluso determinando la cantidad de detalles.
Una situación similar ocurrió cuando surgió la fotografía y muchos pensaron que la pintura moriría. Lo que realmente ocurrió fue que los artistas buscaron nuevos medios de representar lo que querían en el lienzo, sin la necesidad del realismo de imagen como foco de su trabajo, lo que se desplegó en otros diversos movimientos artísticos que no buscan ser “fotográficos”, sino que se enfocan en otros aspectos del arte, como lo que se vio en el surrealismo, impresionismo y modernismo, por ejemplo.
Las IA creativas, además, cuentan con otros frentes de actuación y potencial, como la mejoría en la comunicación entre personas, ya que cada vez más pueden comprender y transmitir ideas del lenguaje humano.
La creatividad no se usa solo en la creación de arte per se, sino también forma parte de la comunicación, por ejemplo. NVIDIA Maxine es una plataforma que permite diversas facilidades de comunicación, generadas por la IA, basándose en la comprensión creativa del lenguaje humano. Una de las posibilidades de la plataforma es desarrollar diálogos en idiomas distintos en una misma videoconferencia. Todos los participantes entienden lo que se dice en sus lenguas nativas y pueden hablar libremente, dejando a la IA hacer las traducciones del habla.
A pesar de los temores que algunos tienen de las máquinas que siempre acompañarán a las transformaciones tecnológicas y el comportamiento humano, se puede observar en las IA creativas a las aliadas del arte, de la comunicación y de la interacción humana como ejemplo.