Por Alberto Costoya, Channel Account Manager Senior para SOLA de Infor.
A los seres humanos nos gusta poner números a los fenómenos sociales y, especialmente, a los contextos informáticos que nos rodean. Esto se origina en una reacción ante escenarios que usualmente nos cuesta anticipar. De alguna forma, esta suerte de numerología nos permite comprender la fuerza y posibles alcances de un estado o situación en donde confluyen diversos avances tecnológicos y que son parte de nuestros comportamientos.
Es así que cuando hablamos de Web 3.0, aquella tipología podría ser mal interpretada como una moda, un nuevo paso en la evolución de la informática sin mayor profundidad. Sin embargo, es todo lo contrario. Esta tercera generación de servicios de Internet ya tiene una definición consensuada por expertos, líderes de opinión y representantes del mundo de las comunicaciones. 3.0 hace referencia al futuro descentralizado de la web, y que gracias a la tecnología blockchain y a las redes P2P (aplicaciones que permiten a los usuarios de Internet conectarse entre sí y compartir archivos que están en sus ordenadores) será mucho más segura.
La web 3.0 o web semántica crea un espacio totalmente democratizante, que tiene algunas características que contribuirán a un mayor acceso de la Internet: disponibilidad en todo momento al estar repartida en innumerables servidores, mayor seguridad ante posibles hackeos, alto nivel de privacidad y resistencia a la censura e integridad de los datos. De esta forma, las transacciones que realicemos ofrecerán una experiencia única al usuario.
Además, en ella se sustituirá el sistema de búsqueda por palabras clave para dar paso a una búsqueda por necesidades, donde las maquinas sean capaces de comprender el significado de una palabra. Esta nueva Internet se relaciona directamente con la inteligencia artificial y con la posibilidad de ser dueños de los contenidos que generamos.
La esencia de la web 2.0 se sustentó en la creación de contenidos, en gran parte por la irrupción de las redes sociales. En cambio, la web 3.0 nos ofrece una experiencia que se asemeja más al metaverso, lo que también se puede entender como una inmersión de los usuarios en la Internet que será más interactiva y conectada con sus intereses, preocupaciones e, incluso, obsesiones.
Tenemos que estar preparados como país ante esta web 3.0, la que nos obligará a crear sitios web de otras formas, y más interactiva. Además, los creadores de contenido accederán a otro estatus donde recibirán desde criptomonedas o un número determinado de token. Se revalorizará la creatividad, ya que se monetizarán mis datos.
Esta nueva generación nos abre las puertas al concepto de web 4.0, donde la conectividad y descentralización de información es un hecho. Un escenario también conocido como el Internet de las máquinas, donde los sistemas informáticos, gracias a la Inteligencia Artificial, conocen y aprenden de los seres humanos de manera predictiva, sin ser expresamente programados para ello. Es decir, sistemas que son capaces de identificar patrones a partir de los datos e incluso predecir comportamientos en el futuro, lo que hoy se denomina machine learning.
Hablamos de una revolución que será más natural para los nativos digitales, pero a la que finalmente todos tendremos que adaptarnos, lo que sucederá incluso sin darnos cuenta. Por ello la importancia de que las empresas utilicen tecnología empresarial de vanguardia con IA, IoT, machine learning para estar preparadas y ser competitivas ante los cambios tecnológicos que se avecinan.