Dentro de las 34 medidas planteadas en la Agenda Digital, un capítulo completo se refiere a nuestros desafíos por lograr el despegue de la industria TIC. El objetivo es consolidar una masa crítica de empresas nacionales e internacionales con operaciones en Chile, proveedoras de productos y servicios digitales de calidad mundial, en torno a aplicaciones tecnológicas avanzadas para los sectores industriales verticales que poseen ventajas competitivas.
Las tendencias mundiales generan la posibilidad de que nos transformemos en una industria globalizada de servicios, tanto en línea como in-situ.
Corfo invirtió fuertemente en un Edificio Tecnológico de clase mundial en Valparaíso para potenciar los negocios TI. Este está comenzando a ser habitado y utilizado por empresas del sector, algunos socios de ACTI, que comprendieron que la creación de valor a través de soluciones de software, tiene un fuerte potencial de crecimiento, con el debido respeto a la propiedad intelectual.
Chile hoy tiene una política de desarrollo fundada en el libre comercio internacional, cuyos beneficios se han demostrado ampliamente en el desarrollo de nuestras industrias exportadoras actuales. Además, se han desarrollado diversos mecanismos de promoción al desarrollo de nuevas exportaciones.
Dos situaciones
Para el adecuado desarrollo de la Agenda Digital, es necesario aplicar estos mismos principios a la industria TIC. Queremos aquí destacar dos situaciones en que no aplican en el caso de empresas de servicios en procesos de globalización.
Primero, la existencia de un grupo de impuestos especiales, que entre otros conceptos, gravan a las licencias de software importado y los servicios contratados en el extranjero. Esto genera un encarecimiento artificial del software importado y de los servicios con una componente importada, lo que no ayuda ni al desarrollo de la industria local ni al desarrollo de la industria de exportación de servicios tecnológicos. Además, es un impuesto muy alto, pues según el tipo de servicio que se pague, es del 30% o 20% del valor total pagado a la empresa extranjera.
En segundo lugar, queremos destacar la ausencia de mecanismos simples y efectivos para el fomento de la globalización de empresas de este tipo, como para la exportación desde Chile de servicios TIC. Los productos físicos han gozado de este tipo de incentivos por décadas, pero nada equivalente existe para los servicios.
Según nuestras estimaciones, hoy la cifra de servicios llega al 56% de las ventas de la Industria TIC, alcanzando a más de US$550 millones anuales, de los cuales un 20% están constituidos por servicios de out-sourcing.
Para desarrollar este potencial, Chile debe facilitar el intercambio de servicios con el exterior, tal como lo ha hecho con los bienes. Para ello es clave reducir o eliminar los impuestos a la compra de servicios o licencias TIC en el extranjero, y definir incentivos para las exportaciones de este tipo prestaciones.
Esperamos que el Estado y las industrias, incluyendo las exportadoras, vean en el outsourcing una inversión en productividad y competitividad. De este modo, podremos reducir la brecha que separa a las empresas chilenas de sus pares en otros países.
Hoy el gasto en TIC alcanza sólo a un tercio de las extranjeras, lo que representa, en el mediano plazo, una pérdida de competitividad global, pese a que disponemos de la experiencia y los profesionales para aprovechar la tendencia y la oportunidad.
Diciembre de 2005