El modelo de Software as a Service (SaaS) o Software como un Servicio está siendo adoptado por las compañías de manera creciente. Difiere del tradicional modelo “on premise” (en las propias instalaciones), donde el software es tradicionalmente sujeto a la propiedad de la compañía, siendo alojado y administrado por la misma.
En cambio, el modelo SaaS es administrado, alojado por una empresa externa, que es dueña del software y cobra por su utilización mayoritariamente mediante sistemas de suscripción. El modelo SaaS puede ser visto como la evolución de lo que en los 90 era llamado modelo de “Application Service Provision” (ASP). SaaS va más allá de ASP, ya que su arquitectura es “multiinquilino”, es decir, se comparten recursos de infraestructura generando economías de escala. Asimismo, este modelo SaaS permite el acceso remoto a una amplia gama de aplicaciones de negocios, desde software destinados a tareas administrativas simples a complejos sistemas, tales como Enterprise Resource Planning (ERP) y Customer Relationship Management (CRM).
Las bondades
Los beneficios de usar este tipo de servicios han sido ampliamente citados en varios estudios debido a su importancia en la decisión de adoptar SaaS o no, siendo la ventaja en costos uno de los más mencionados. Esto se refiere a la reducción en costos que obtiene la empresa que está contratando el servicio, debido a que no necesita desarrollar un sistema ni construir una infraestructura dentro de ella misma, y menos instalarlo en cada uno de sus computadores. El modelo de SaaS implica una suscripción que le da la posibilidad de acceder a este servicio a través de la nube. Además, los costos de mantención de la infraestructura y de desarrollo del software corren por cuenta de la firma que proporciona el servicio, lo que representa un enorme ahorro en inversión para la organización que contrata el servicio, ya que se ahorra los costos de mantención y de actualización del software y otros gastos no planificados.
El acceso a recursos especializados es otro beneficio de adoptar SaaS, que dice relación con la provisión por parte de las empresas que ofrecen SaaS de tecnologías de vanguardia gracias a los efectos de la curva de aprendizaje y la especialización que logran al ofrecer el servicio a múltiples “arrendadores”.
Aquellas que contratan SaaS también se benefician de las habilidades, los recursos y las capacidades especializadas con que cuenta la firma que ofrece SaaS, que son aspectos que serían difíciles de obtener en corto tiempo si se desarrollara un software de estas características dentro de la compañía que realiza el outsourcing. Para empresas pequeñas, resulta importantísimo este acceso a aplicaciones especializadas de manera conveniente y rápida, lo que las ayuda a realizar sus procesos de una manera más efectiva y eficiente, sin la necesidad de gastar grandes cantidades de recursos en contratar personal especializado, así como una infraestructura tecnológica mayor.
La seguridad, ¿el mayor riesgo?
A pesar de los beneficios y ventajas que ofrece el uso de SaaS por sobre aplicaciones instaladas y muchas veces desarrolladas y mantenidas internamente por las compañías, existen también algunos riesgos asociados a su adopción. Existen varios estudios que señalan que las compañías perciben a la seguridad de la información como el riesgo más significativo a la hora de adoptar alguna aplicación SaaS. En este sentido, es comprensible que las compañías tengan dudas sobre la confidencialidad y la seguridad de los datos que se cargan en estos sistemas, así como también sobre quién es legalmente responsable en caso de daños ocasionados por la no disponibilidad de un sistema o el robo de datos.
Además, las compañías también pueden percibir que el proveedor de SaaS pueda utilizar vacíos legales o contractuales para hacer mal uso de los datos que se almacenan. No es poco común ver esfuerzos en los últimos años de las empresas proveedoras de SaaS para mitigar este riesgo percibido.
Al mismo tiempo, la ley de protección de datos que rige en Europa se ha hecho cargo en parte de este problema. En esta línea, esperamos que pronto la ley de datos personales que se tramita en el congreso sea promulgada en Chile.
Otro riesgo percibido tiene que ver con el poder de negociación que tiene la compañía que contrata una aplicación en SaaS con el proveedor. La adopción de aplicaciones SaaS se ha dado en todo tipo de empresas; grandes, medianas y pequeñas, y son estas últimas las que pueden verse afectadas al tener menos atención por parte del proveedor.
Muchos proveedores de SaaS dividen a sus suscriptores en cuentas con mayor o menor servicio y tiempo de respuesta. A pesar de que una pequeña empresa se ve beneficiada con el acceso a una tecnología que le hubiese sido imposible adoptar en el modelo tradicional, también podría quedar expuesta a un servicio de segunda categoría, en algunos casos.
Para mitigar este problema la industria se ha adaptado naturalmente con el surgimiento también de intermediarios o pequeñas empresas de apoyo en la gestión de estos contratos y también de configuraciones. Así como sucede en otras industrias, este intermediario que lleva contratos más pequeños puede usar su expertise para ayudar a pequeñas y medianas empresas a mantener sus sistemas en línea y seleccionar proveedores SaaS confiables.
Un modelo que llegó para quedarse
Durante el último año las empresas han debido, de manera obligatoria y como forma de sobrevivencia, acelerar sus procesos de transformación digital. Claramente aplicaciones SaaS han sido clave en esta transformación acelerada. Sin modelos SaaS de videoconferencias, de acceso remoto, o de colaboración de equipos, muchas compañías habrían desaparecido. Sin embargo, es momento de reflexionar sobre cómo utilizamos estas tecnologías. Para ello, debemos evaluar cómo las usaremos post pandemia y cuales no nos están entregando el valor que necesitamos. El modelo SaaS llegó para quedarse, más aún en las circunstancias actuales. La competencia en la industria SaaS también sufrió cambios. Por lo tanto, estamos en el momento de evaluar, reevaluar, y reconstruir.