“En 1851 el Barón Karl von Drais distinguió al ciclista del bicicletudo, señalando que mientras el primero a lo más cicletea los fines de semana olvidando que, si prueba, puede irse pedaleando al trabajo, al lugar de estudios o adónde sea, el segundo es aquel individuo que “da bola a la bici” ocupándola a diario en sus desplazamientos por la ciudad. En esta última categoría entran un grupo de ejecutivos, principalmente, informáticos, que liderados por Claudio Vergara de IBM han decidido dejar sus autos en casa y disfrutar del paisaje y los beneficios que conlleva este deporte. “
Entre 7 y 12 kilómetros de ida y de vuelta recorren a diario estos entusiastas profesionales para llegar a sus respectivos trabajos. Con tenida deportiva y mochila al hombro para llevar mudas de ropa interior, zapatos y camisas, ya que mantienen ternos y corbatas en sus oficinas, estos amantes de la bicicleta salen muy temprano de sus casas en la mañana, principalmente, para evitar problemas de tránsito, aunque como explica Vergara, «además de ser muy segura, la ciclovía de Pocuro permite rápidos desplazamientos».
“Con las pilas puestas al trabajo”
A excepción de Haroldo Sotomayor del Banco Santander, quien practica profesionalmente este deporte entrenando en ruta día por medio, el resto de los integrantes de este «club de ciclistas» no pretende competir, sino más bien compartir la «buena onda» de un hobby que además de permitirles hacer un deporte (muy importante considerando el poco tiempo que tienen) los hace llegar como señala Martín Faunes de Solutek con «las pilas puestas al trabajo a pesar
de los automovilistas imprudentes». Como comenta Rafael Espinoza de IBM, «considerando que en Santiago manejar es complicado y andar en micro arriesgado, la mejor alternativa es la bicicleta si pensamos que además de los beneficios que en términos de energía, ímpetu y productividad se generan también estamos hablando de significativos ahorros».
Mensaje para los sedentarios
«Sólo hay que atreverse» es el principal mensaje que estos entusiastas ejecutivos quieren difundir, ya que para unirse a esta saludable iniciativa sólo basta quererlo. Cualquiera puede hacerlo, no se requieren habilidades especiales ni tener un modelo top, sino el que más de adecúe a las necesidades de cada uno, como, por ejemplo, la Bianchi de Tatiana Castillo de la Biblioteca Nacional con dos canastas para transportar libros y documentos. Además, como señala Víctor Díaz
de IBM, «las empresas están dando facilidades en términos de estacionamiento, vestuario e higiene, ya que están entendiendo que el pedaleo ayuda a la productividad y a la salud mental». Así que…no hay excusas: ¡ni las corbatas ni las faldas lo impiden!.
