La tecnología y el capital humano nunca estuvieron tan cerca como ahora, en la era de la colaboración. Con diversas tecnologías, que permiten optimizar el tiempo, disminuir costos y aumentar la productividad, las oportunidades de trabajo remoto ganan más espacio y adeptos en todo el mundo. La definición de home-office no implica solo cambiar el lugar de trabajo: estamos hablando de un profundo cambio de hábitos, que involucra horarios, relaciones interpersonales, ocio y forma de ver la vida.
Para que este movimiento sea posible, la empresa debe poner a disposición el acceso a la información, herramientas y recursos a los que, antes, era solo posible acceder en las oficinas. Al mismo tiempo, el perfil de ese profesional también se transforma: comienza a ser responsable de producir desde donde esté y su trabajo a ser medido por resultados, y ya no más por el modo de trabajar.
Elementos esenciales
Hay algunas características básicas que deben estar presentes en los colaboradores remotos:
• Conocer el trabajo y las herramientas: Además de saber cómo realizar su tarea, el profesional debe dominar las herramientas que le ayudarán a ser más productivo. Para que los resultados sean de acuerdo a lo esperado, también debe conocer muy bien la organización en la que trabaja y sus procesos operativos y de colaboración.
• Gestionar los resultados propios: Para alcanzar la productividad esperada, corresponde al propio trabajador remoto hacer su auto-evaluación, ya que tener un alto nivel de rendimiento es esencial para mantener esta condición. A pesar del concepto de colaboración, la necesidad de supervisión y ayuda de sus colegas debe ser menor en un digital workspace. Del mismo modo, el tiempo de intercambio de información y reuniones será optimizado y mejor aprovechado.
• Controlando el propio tiempo: El teletrabajador es más sensible a la distracción y dispersión. Tener una agenda de actividades y un lugar adaptado dentro de su casa son consejos precisos para mantener la autodisciplina y evitar la dilación de tareas.
Una ruptura de paradigma
Los cambios también deben ocurrir a nivel psicológico del trabajador. A pesar de ser una buena opción para aumentar la calidad de vida, el home-office exige que el profesional se adecúe a las nuevas formas de interacción social. Evitar la soledad y el aislamiento en el ejercicio de las actividades de trabajo es el gran desafío que los digital workspaces imponen a las personas. Una buena alternativa es pautear encuentros periódicos entre colegas y clientes y participar activamente en redes sociales y grupos corporativos.
No se trata, de hecho, de un cambio de tecnología, solamente. Es una ruptura de paradigma en la forma de encarar las relaciones de trabajo y sociales. De encarar la vida.