Hasta hace poco tiempo, la seguridad informática era vista como un tema con el que había que convivir, pero que no era considerado una prioridad. Sin embargo, la dependencia cada vez mayor de la tecnología por el trabajo remoto y la transformación digital, sumado a la sofisticación de los ciberataques y la certeza de que un incidente informático puede acarrear grandes costos, hizo que las organizaciones comenzarán a abordar el tema con mayor seriedad.
En la actualidad, la incorporación de la ciberseguridad en los directorios viene dándose a un ritmo lento. Un estudio global de Heidrick & Struggles encontró que actualmente solo el 4% de los CISO (Directores de Seguridad de la Información) forman parte de una junta corporativa. A su vez, la consultora Gartner estima que en 2025 el 40% de los directorios tendrán un comité de ciberseguridad dedicado.
Cristian Rojas, Chief Technology Officer de BGH Tech Partner, comentó sobre este panorama que vive la industria TI: “Las violaciones de datos en la actualidad involucran gastos devastadores: los de rescate son apenas una parte, ya que hay que sumar los de remediación, negocios perdidos y daños a la reputación. Por ello el riesgo de ciberseguridad es un riesgo empresarial”.
Es fundamental planificar proactivamente la prevención y la incorporación de la seguridad informática en las decisiones comerciales y las políticas de trabajo remoto. La diferencia entre la capacidad de reacción de una organización que ejercitó sus procesos para adelantarse a un ataque, y una que no lo hizo, es abismal.
La responsabilidad del directorio es asegurarse de que el equipo ejecutivo tenga un plan, esté preparado y esté preparando a toda la organización para la eventualidad de un ataque. Debe garantizar que se analice tanto el peor como el mejor de los escenarios y se tomen los recaudos necesarios para garantizar una infraestructura segura.
Los directorios pueden tomar varias acciones para proteger sus organizaciones. Algunas de ellas son:
– Identificar responsables de la gobernanza de datos a nivel de la junta y de la gerencia.
– Desarrollar una estrategia de ciberseguridad y supervisión de riesgos.
– Tener un plan de respuesta a incidentes planificado, actualizado y con contingencias para escenarios extremos.
– Desarrollar una cultura de ciberseguridad proactiva en la empresa.
Sumar un CISO al directorio también permite reducir el riesgo empresarial, incrementar las oportunidades de crear productos y procesos organizativos seguros desde el principio, lo que favorece obtener mejores KPI.
Por último, Cristian Rojas destacó: “Es importante que el conocimiento sobre la ciberseguridad se expanda y no quede en pocas manos. De hecho, la capacidad de realizar inversiones informadas en la mitigación del riesgo es algo que todo alto ejecutivo debería tener”.