Por Fernando López Iervasi, Gerente General de Google Chile.
Con la rápida expansión de la conectividad en Chile como telón de fondo, la revolución móvil ha llegado a nuestras vidas para quedarse, cambiando por completo el panorama sin siquiera darnos cuenta. Ya no dependemos solamente de un computador para hacer trámites tan cotidianos como pagar las cuentas de la casa y para qué hablar de ir al banco o a cualquier centro de pagos. Hoy, sin importar dónde nos encontremos, solo basta con deslizar nuestro dedo por la pantalla, acceder al sitio web en cuestión y pagar. Y así de simple, nos olvidamos de la rutina.
Y esto no es solo un asunto de percepciones, ya que las cifras así lo avalan. Por ejemplo, los últimos datos de la Subsecretaría de Telecomunicaciones (Subtel) arrojan que a marzo de este año las conexiones a Internet llegaron a 11,5 millones, lo que implica un crecimiento anual de 25,4%, equivalentes a 2,3 millones de nuevos accesos.
La tecnología móvil gana terreno a pasos agigantados; hoy nadie puede desentenderse de esta. Y como muestra un botón: el 77,8% de las conexiones totales que realizan las personas es mediante tablets, notebooks y smartphones. Y es este último gadget el que lleva la delantera en cuanto a conectividad móvil, con un 92,8% de las conexiones.
Las personas pasan prácticamente todo su día frente a dispositivos móviles. Así lo indican los números del estudio Multipantalla Chile (Ipsos 2014), que establece que son 4 los principales aparatos: a los smartphones les destinan 3,5 horas, a los tablets 2; 4 horas al computador y 3,5 horas pasa la gente frente a la TV. Así, gran parte de las 24 horas del día las personas recurren a sus “devices,” y cabe destacar que muchas veces utilizan más de uno a la vez. Esto queda reflejado, por ejemplo, en que el 52% de los encuestados declaró ver televisión al mismo tiempo que usa otro aparato. De esta manera, hoy es posible ver una película y responder un correo de trabajo, sin dejar de hacer una cosa o la otra.
Hiperconectividad
Y para comprender esta revolución debemos hilar aún más fino, ya que en un primer momento esta se centró en la creación de novedosas aplicaciones y servicios móviles de juegos y entretención. Luego, vino una segunda generación que trajo consigo el comercio electrónico, las reservas y los contenidos con sitios web móviles. Hoy nos encontramos frente a un tercer y nuevo desafío, que consiste en sacarle el mayor partido posible a las características que hacen únicas a las herramientas móviles. Y estas cualidades son infinitas: desde la geolocalización y las cámaras hasta los pagos. En fina sintonía con este tercer aire se encuentran diversos servicios que son cada vez más populares entre las personas, tales como Uber, Waze y Google Maps.
Así las cosas, a todos se nos hace cada vez más impensable pasar un día -o incluso un par de horas- desconectados. Y si antes nos devolvíamos corriendo a la casa porque se nos había quedado la billetera, hoy lo hacemos porque olvidamos nuestro smartphone o el cargador. Al mismo tiempo, esta hiperconectividad y acceso a la información nos ha convertido en consumidores más exigentes, preparados y conscientes de nuestros derechos, por lo que como audiencia cuestionamos más que nunca a las instituciones y las marcas. Así también, nos hemos transformado en generadores y editores de contenidos y entretención, y también en seres más liberales y socializantes.
En un universo donde más del 37% de quienes usan smartphones navega por la web buscando e investigando productos a través de su móvil, y donde más del 10% compra a través de estos, InMobi estima que, en el próximo año, el 80% de los consumidores móviles a nivel mundial comprará en un aparato con estas características.
Subirse al carro
La llegada fulminante de esta revolución requiere que las marcas se suban al carro y aprovechen al máximo las oportunidades que este universo y audiencia multicanal tiene para ofrecerles. Y para que las estrategias digitales sean exitosas es clave comprender la diversidad que implican estos nuevos usuarios, que no se despegan ni un momento de Internet. Para enfrentar y planificar el desafío que supone la revolución móvil, que nos acompaña desde que suena el despertador hasta que nos vamos a dormir, tenemos que hacernos tres preguntas: ¿quién?, ¿cómo? y ¿dónde?, es decir, quiénes usan esta tecnología, de qué manera lo hacen y dónde están. Solo así se conseguirá estar de su lado.
Esta es la tendencia que se ve en muchos países del mundo. Pero quienes trabajamos en esta industria nos preguntamos si las empresas en Chile forman o no parte de esta revolución.
Claro que hay excepciones. Con una innovadora estrategia que incluye un sitio web y una app que lidera su categoría en Google Play, la empresa Yapo.cl rompió la inercia del mercado chileno y aumentó en un 122% las visitas desde móviles y en un 220% las transacciones en el último año.
Pero todavía queda mucho camino por recorrer, y las posibilidades son infinitas. Por eso, las empresas y las marcas no pueden dejar de estar del lado de su público si quieren lograr un impacto y marcar una diferencia. Más de la mitad de Chile está conectado 24×7, esperando con ansias la adaptación y creación de nuevos contenidos para sus dispositivos móviles.
El desafío, entonces, es participar de esta revolución, empaparse de ella y comprender que lo móvil debe estar al centro de las estrategias de negocio. Dentro de muy poco tiempo, la mayoría de los dispositivos que usamos todos los días serán inteligentes y, en esa sintonía, es muy probable que el móvil sea el gran protagonista de este movimiento. Después de todo, siempre está en tu bolsillo.