La impresora fiscal de IBM 4610-KC4 fue homologada en Chile por parte del Servicio de Impuestos Internos, según la resolución exenta N°29, del 04 de junio del 2003. Mediante esta autorización, la impresora de IBM cumple con todos los estándares y requerimientos demandados por la entidad pública “para emitir vales que reemplacen a las boletas”.
El nuevo equipo – que ya se encuentra disponible en el mercado – beneficiará fuertemente al sector de las medianas y pequeñas empresas y – en particular – al comercio minorista, ya que permitirá reducir de manera importante los costos y mejorar la gestión del negocio, gracias a la automatización y estandarización de los procesos de control.
Entre sus principales características y beneficios destaca la capacidad de emitir boletas, lo que simplificará la fiscalización y reemplazará a los talonarios actualmente existentes. Además puede guardar en formato digital la información de respaldo de las boletas emitidas durante más de cinco años, solucionando el tener que archivar los documentos impresos de todo ese período, como exige el SII.
Esta solución permitirá a las PYMES aliviar el engorroso trámite de timbraje de dichas boletas y todo el cuidado que se debe tener con ellas. Junto a esto, permitirá un mejor control del correlativo de los documentos impresos, además de obtener un importante ahorro en los costos.
“Por ejemplo, si antes el valor promedio de la impresión de las boletas de formulario continuo, el bodegaje de éstas, los gastos relacionados con su timbraje y asuntos administrativos, ascendían a unos 150 mil pesos para 1500 boletas mensuales, con las nuevas impresoras estos se reducirían a sólo 9 mil pesos, obteniendo un retorno sobre la inversión a muy corto plazo”, destacó Jaime González, Retail Store Solutions manager de IBM región SSA.
En Chile, el comercio minorista corresponde a un mercado de volumen muy importante. Según cifras de la Consultora ACNielsen, en el año 2002 había en el país un total de 104.634 locales, de los cuales, el 84% pertenecía a almacenes, tiendas, botillerías y quioscos; el 14% correspondía a restaurantes, bares y fuentes de soda; el 1,5% lo constituía el sector farmacia y perfumería, y el 1,1% estaba conformado por los supermercados.
