E-commerce y el desafío de las organizaciones

Convertirse en un referente del e-commerce a nivel mundial implica varios retos para nuestro país, como mejorar las plataformas, alternativas de pago y versiones “mobile”, así como también el desarrollo del mercado laboral necesario.

Publicado el 31 Ago 2014

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Conzuelo Pi

No es novedad que el e-commerce en nuestro país es una instancia cada vez más frecuente entre los consumidores y que hoy en día representa una industria en crecimiento, que está formando sus pilares para consolidarse.

Chile es el segundo país en Latinoamérica con mayor tasa de conversión en el comercio electrónico, lo que indica una fuerte inclinación de las empresas y los consumidores a preferir estas plataformas. Y es que los beneficios para los participantes son atractivos. En el caso de las organizaciones, les permite lograr menores costos en relación al mercado tradicional y mayor conocimiento del tipo de clientes que acceden a sus productos y/o servicios, mejorando la fidelización de estos. Y los consumidores buscan una nueva experiencia en este estilo de compra, que va ligado a las promociones, menores precios y flexibilidad horaria.

Varios desafíos

El reto que tiene nuestro país para convertirse en un referente del e-commerce a nivel mundial tiene relación con varias aristas que esta instancia genera, sobre todo para los oferentes.

En primer lugar, desde el punto de vista tecnológico, todavía debemos mejorar las plataformas donde el comercio electrónico se desarrolla. En el mercado existen múltiples recursos como cloud computing, que ofrece desde los ambientes más simples y baratos, hasta los más complejos y costosos. Hablamos de servidores e infraestructura que se amoldan a cualquier necesidad, dependiendo de la demanda de los consumidores.

Siguiendo la línea tecnológica, nos topamos con un segundo ítem que debemos mejorar. En nuestro país hay pocas alternativas de pago en línea, por lo que la experiencia de compra también se podría ver afectada en ese momento si hay una alta demanda y deseos de finalizar la adquisión, dañando seriamente la experiencia del usuario y bajando las probabilidades de que este vuelva al sitio a generar una transacción. Y por último, teniendo en consideración que Chile es un país altamente tecnologizado a nivel usuario y con una elevada penetración de smartphones en el mercado, llaman la atención las pocas empresas de e-commerce con versiones de compra para el mundo “mobile”.

En relación al mercado laboral, el desafío lo toman aquellas organizaciones que desarrollan capital intelectual para el mundo del comercio electrónico. Por una parte, están las universidades que, dicho sea de paso, no tienen dentro de sus programas académicos ramos que estén enfocados a enseñar cómo desempeñarse frente a las nuevas tecnologías, por lo que el mercado nacional presenta escasez de profesionales egresados tanto para el área comercial como para el ámbito técnico de e-commerce. Hay algunas universidades que han tratado de desmarcarse del bajo indicador en investigación y desarrollo, pero de todas maneras siguen siendo pocas las instancias para generar innovación y capital intelectual desde el mundo académico. En el área empresarial, el asunto es distinto al momento de hablar de desarrollo de mercado laboral para el e-commerce, porque son las organizaciones las que por motivos de movimientos en el mismo mercado, han tenido que ir adaptando sus fuentes de generación de capital para no quedar fuera de la vanguardia.

Formar profesionales o “importarlos”

Las compañías tienen dos mecanismos principales para desarrollar capital intelectual. El primero es formar al profesional que no tiene las “skills” necesarias para cumplir con los requerimientos técnicos del cargo. Aquí es la empresa la que asume el riesgo de formar a esta persona a su medida, para que cuadre con lo que se busca y rinda bajo las expectativas que se espera. Esta decisión se toma siempre y cuando se vea en el postulante una especie de “diamante en bruto” o potencial a desarrollar. Ahora, el problema es que esta acción es una apuesta a largo plazo y, tomando en consideración que la generación que está en el rubro del comercio electrónico, es principalmente “Y”, el riesgo de perder ese capital intelectual es alto. Razones para perderlo hay muchas, desde que el joven trabajador es ansioso y quiere ver el progreso profesional y monetario en el corto plazo, formando filas en otra organización, hasta razones que tienen que ver con el proyecto que se quiere configurar a futuro. Muchas de estas personas sienten que “tocaron techo” en la empresa y no ven la posibilidad real de crecimiento.

Otro mecanismo utilizado en las corporaciones que necesitan realizar un refresh en sus líneas de incorporación y buscan resultados más rápidos, es traer capital intelectual desde fuera de Chile. Teniendo en consideración que en nuestro país hay pocos profesionales involucrados al mundo del e-commerce, las empresas buscan en mercados más maduros candidatos que estén dispuestos a aventurarse en el país con la intención de ser referentes del mercado nacional.

El desafío de Chile está en cómo nos volvemos atractivos para los profesionales que buscan organizaciones multiculturales, donde sus intereses tengan cabida y puedan desarrollar una vida tanto laboral como personal.

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Redacción

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