De acuerdo a un análisis elaborado por un panel de 30 expertos de organismos públicos, privados y sectoriales, Chile no ha alcanzado el nivel de desarrollo de la telemedicina en su sistema de salud, pese a los esfuerzos nacionales para impulsarla.
Liderado por el Centro Nacional en Sistemas de Información en Salud (CENS) y apoyado por la biotecnológica Pfizer, este estudio identificó las principales fortalezas y desafíos para establecer las bases técnicas, clínicas y regulatorias para agilizar el proceso de incorporación de nuevas tecnologías en beneficio de los pacientes. Entre las principales ventajas para impulsar el proceso está el contar con condiciones favorables de infraestructura y conectividad de la población.
Asimismo, el informe establece una propuesta colaborativa para impulsar la telemedicina en Chile, considerando cinco ejes prioritarios: marco regulatorio, buenas prácticas clínicas, recursos humanos, infraestructura y financiamiento.
En ese sentido, creemos que la telemedicina, como herramienta, debe favorecer el acceso y la oportunidad de la atención y potenciar las acciones de salud con un enfoque promocional y preventivo. El uso de esta tecnología debe orientarse a asegurar la seguridad del paciente y la continuidad del cuidado. Esto determina la necesidad de incorporar esta estrategia en todos los niveles de atención, con una visión de red.
Un regreso a la era pre Covid-19
Elaborado por profesionales provenientes de prestadores públicos y privados, academia, proveedores de servicios informáticos afines a telemedicina y áreas legislativas y regulatorias, el mencionado documento expone una descripción del estado de la telesalud en Chile, un análisis de las principales brechas y posibles alternativas de solución. En este sentido, sus conclusiones apuntan a que las nuevas plataformas tecnológicas son imprescindibles para mejorar el acceso, oportunidad y continuidad de la atención clínica, en un territorio de condiciones geográficas y demográficas desafiantes.
Cabe recalcar que, como país, necesitamos utilizar todas las herramientas y ventajas de aquellas tecnologías, sobre todo en lugares geográficos donde la distancia y las brechas de médicos especialistas juega un rol crítico. La pandemia ha demostrado la importancia y el valor de las tecnologías para una mejor gestión de los grandes retos sanitarios que enfrentaremos en el transcurso del siglo. A nivel de infraestructura tecnológica, Chile dispone de fortalezas para impulsar la transformación digital de la salud. Por ejemplo, es el país con el mayor avance en el promedio mundial de uso de Internet, alcanzando los valores de Europa. El acceso a las tecnologías de comunicación tiene una sólida penetración: un 87% de la población dispone de acceso a internet y de ellos el 92% declara su uso diario.
A nivel mundial, la Salud Digital ha demostrado contribuir a mitigar las brechas geográficas, a aumentar la eficiencia de los procesos clínicos, mejorar la calidad de la atención de salud, reducir los tiempos de espera y costos de traslado, entre otros, lo cual se traduce en un impacto directo en la mejora de las acciones de prevención, diagnóstico, tratamiento, seguimiento y rehabilitación de la salud. Pese a esto, en Chile hemos observado un freno a las iniciativas para impulsar la telemedicina, tras el boom de las atenciones durante los primeros dos años de la pandemia. Previo a la emergencia global, la adopción de este tipo de soluciones tecnológicas se encontraba en un punto de estancamiento. Y tras su éxito inicial, el ecosistema está volviendo a una situación similar a la que experimentó en la era pre Covid-19.
De acuerdo a organismos internacionales, el uso de atenciones remotas permitió mejorar la cobertura y el acceso a atenciones, principalmente de especialistas, y muy especialmente para usuarios de zonas remotas o con dificultades para acceder a los grandes centros urbanos. Uno de los objetivos de este informe es precisamente lo contrario: ayudar a agilizar este proceso. Estancarse en el avance de la transformación en salud tendrá consecuencias que solo afectarán a los pacientes.
Recomendaciones para impulsar la telemedicina
La telesalud –definida como toda prestación de servicios utilizando las tecnologías de la información y comunicación– fue clave para que el sistema sanitario pudiera mantener su continuidad en el contexto de la pandemia. Según el panel de expertos, si bien Chile ha realizado esfuerzos en distintos ámbitos para sostener su desarrollo, estos no han sido suficientes para avanzar hacia un nivel deseado.
El documento elaborado por este grupo de especialistas establece recomendaciones para que el país diseñe una política pública efectiva en la adopción de telemedicina, estimulando al mismo tiempo a actores públicos y privados del ecosistema a que avancen en relación a los cinco ejes de acción. Se trata de condiciones de base o “habilitantes” que determinarán el éxito del proceso, y que buscan contribuir a marcos regulatorios como la futura ley de telemedicina, que actualmente se discute en el parlamento chileno.
Entre las recomendaciones más importantes en el plano regulatorio está la protección de datos y autorización para el uso de datos. Otro aspecto crítico, añadió, es el de recursos humanos, pues el país tiene un déficit de especialistas en salud digital y pocos programas destinados a incorporar competencias. Por ello, se sugiere que se puedan incorporar perfiles, certificaciones y nuevos contenidos en mallas curriculares.
Carmen Monsalve, Intendenta de Prestadores, Superintendecia de Salud; Juan Luis Castro, Senador; Dra. May Chomalí, Directora Ejecutiva de CENS; Alejandra García, Subdirectora de Innovación CENS; Angélica Avendaño, Directora del Centro Regional de Telemedicina y Telesalud del Bío Bío; Sebastián Valderrama, Director Telemedicina UC Christus.
Respecto a la infraestructura, se espera que las plataformas de telemedicina se integren a todos los niveles de atención, facilitando el acceso para pacientes con condiciones especiales. Será fundamental que cada centro cuente con herramientas de videoconferencia, micrófono, pantalla, conectividad con banda ancha suficiente. Junto a ello, establecer recomendaciones mínimas que los pacientes deben tener para acceder a cada tipo de atención.
A nivel de política pública, el informe del panel de expertos sugiere que la estrategia en telemedicina se enmarque en la Estrategia Nacional de Salud, identificando necesidades y preferencias de los pacientes para determinar las etapas y procesos clínicos que se implementarán en los programas y centros de salud en todos los niveles de atención. Del mismo modo, alientan a definir indicadores y caracterizar grupos prioritarios de pacientes y servicios para impulsar este proceso.
CENS ya ha estado realizando aportes en esta dirección. Por ejemplo, desde el término del estado de excepción constitucional, Fonasa supedita el pago de prestaciones médicas a la aprobación de un protocolo de calidad, diseñado por CENS, y que considera aspectos como la privacidad, seguridad y usabilidad de las plataformas. El mismo organismo definió, en conjunto con el Colegio Médico, la primera guía de buenas prácticas para estas atenciones en el país.
Hoy es tiempo de poner los incentivos correctos e incrementar la cobertura para este tipo de prestaciones, de manera de no frenar el desarrollo de las plataformas de atención remota en el país. Y, por otro lado, es fundamental que avancemos en una regulación pertinente para asegurar la calidad, privacidad y seguridad de este tipo de servicios sanitarios.