Internet como un servicio básico

De aquí al 2015, todo ciudadano finés tendrá derecho a disponer de una conexión a Internet de 100 Mbps. Esto, luego de que el país nórdico se convirtiera recientemente en el primero en estipular por ley que la banda ancha de 1 Mbps es un derecho. Se trata de una nación donde cerca del 96% de la población -5,3 millones de personas- ya tiene acceso a la web.

Publicado el 31 Oct 2010

redvo1

De aquí al 2015, todo ciudadano finés tendrá derecho a disponer de una conexión a Internet de 100 Mbps. Esto, luego de que el país nórdico se convirtiera recientemente en el primero en estipular por ley que la banda ancha de 1 Mbps es un derecho. Se trata de una nación donde cerca del 96% de la población -5,3 millones de personas- ya tiene acceso a la web.

El anterior es un ejemplo claro de una tendencia que va en aumento en los países más desarrollados. Ya Suiza había actuado en esa línea, unos años antes, específicamente en el 2006, cuando estableció que a partir de enero de 2008 garantizaría una conexión de 600 Kbps de descarga y 100 Kbps de subida. Asimismo, en otros países como Estonia, Francia o Grecia, el acceso a Internet se considera un derecho, aunque no se especifica el tipo de conexión.

Y es que en esas naciones se ha entendido que Internet es un servicio que no puede ni debe estar al arbitrio de tal o cual proveedor. Muy por el contrario, así como la luz, el gas o el agua, debe ser parte de los servicios públicos básicos para toda persona, principalmente debido a la incidencia que tiene en la calidad de vida, el desarrollo, la educación y productividad de los países. Para ello el Estado debe asumir un rol regulador para que se disponga de este servicio de manera equitativa.

Una web libre

En Chile, se acaba de promulgar una ley para proteger la igualdad de acceso a los contenidos en Internet, también llamada Neutralidad de Acceso, y así controlar a los proveedores y lograr una web libre. Asimismo, vemos que el Estado ha tomado cierto rol para que exista mayor competitividad y los precios de acceso a la banda ancha disminuyan, lo cual es claramente una medida importante si se considera que la población de menores recursos prácticamente no tiene acceso, y qué decir de quienes se ubican en las zonas más alejadas de los centros urbanos.

En definitiva, el caso de Finlandia es una luz que despierta la conciencia en países como Chile. Ellos dieron un paso que, seguramente, será ineludible para nosotros. Debemos seguir trabajando para ello.

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Redacción

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